13. ¿Dewey o Nick?

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«No siempre quien sonríe es feliz. Existen lágrimas en el corazón que no llegan a los ojos».

-Jane Austen

Elodie MacQuoid.

21 de octubre de 2018, Alaska.

-Que gracioso pero podrías comenzar a levantarte antes de que me dejes sin columna.- dije, ignorando su comentario porque no quería ruborizarme más de lo que me encontraba.

Quería demostrar que sus comentarios no me hacían sonreír como una adolescente estúpida, pero la realidad era otra. Con solo la mención de su nombre mis mejillas se tornaban rojizas demostrando lo mucho que él influía en mí. Y la verdad que jamás imagine que pasara esto entre nosotros, todo este tiempo comencé a creer que solo me trataba como su amiga en la cual podía confiar aunque después de esto no sé qué se supone que somos o que quiere él, soy demasiado cobarde como para preguntárselo de manera directa y no quiero que piense que lo quiero atar a mí solo por un beso infantil.

De beso infantil no tuvo nada.

Eso lo sé y por fin coincidimos en algo.

Como sea, lo que decía era que no quería demostrar mis sentimientos que estaban a flor de piel porque si de algo estaba segura y aun no me olvidaba era que él era sospechoso de un presunto suicidio que quizá termine siendo un homicidio, pero tenerlo cerca me beneficiaria si quería saber quién fue el chico que llego a casa de Emilia. De igual manera tenía que hacer eso con Nick.

Desde aquella noche donde casi nos besábamos hemos tenido una amistad y jamás ha vuelto a insinuar o hacer un contacto más de lo usual, lo cual me tocaba romper esa línea que estaba marcada entre nosotros. Yo quería a Dewey de una manera amorosa pero si debía comenzar a investigar con Nick y una forma de ganármelo seria de la misma manera en la que lo estoy haciendo con Dankworth lo haría sin pensarlo porque es más grande mi curiosidad que preocuparme por lo que puede sentir Nick.

Claro que la diferencia que había entre Dewey y Nick es que yo no me enamoraría del segundo, todo era meramente por conveniencia.

Y lo importante para mí era hacer que Nick no me alejara. Debía sacar provecho de todo.

-¿Me creerías si te digo que me gusta esta posición por el clima que hay aquí abajo?-me pregunta Dankworth, enarcando una ceja y sacándome de mi ensimismamiento.

No comprendía como podía estar tan tranquilo después de que nos besamos, es decir, yo ni siquiera puedo verlo a los ojos. Me ponía tan nerviosa sus ojos bicolores, era algo extraño porque nunca en mi vida había conocido a una persona con heterocromía y la verdad que tenerlos de cerca se volvía fascinante.

-¿Y tú me creerías si te digo que nos acaba de chupar el diablo?

-¿Qué? ¿Cuánta televisión has visto?

-No es televisión, es una regla de vida. Duramos más de cinco segundos en el piso.

Dankworth se levanta y extiende su mano para ayudarme mientras escucho como suena su risa por el comentario que acabo de hacer.

-Pues que suerte para el diablo.

Sin soltarme de la mano me da media vuelta, haciéndome darle la espalda.

-¿Qué haces?-interrogue, confusa.

Sin más, comienza a sacudirme la ropa, creo que gracias a la tierra mojada debió quedar hecha un desastre. Comienza dando pequeños golpes en mi espalda y baja hasta llegar a mi trasero.

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