24. Revelations in the smoke.

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"No hay forma de eludir una confesión salvo suicidándose, porque el suicidio es una confesión".

-Daniel Webster.

Elodie MacQuoid.

17 de noviembre de 2018, Alaska.

-¿Y tú le crees?-cuestionó Edan.

Estábamos en una llamada telefónica Eda, Elena y yo. Les estaba contado todo respecto a lo que me había dicho Dewey y su relación con Emilia y su pelea con Nick. Un soplido se escuchó en la línea.

-Yo no le creo nada, Nick me ha contado que si volvieron a verse.-aseguró con un tono de voz neutro.

-Uhhhhhh. Te ha mentido cariño, eso no pasaría si estuvieras conmigo.

-¿Podrías centrarte? Es importante.

-¡Y justo por eso lo he mencionado!-gritó, haciendo que me despegara el móvil del oído.

-¿Qué te ha dicho exactamente?-pregunté solo con la intención de que el tema volviera a ser lo importante y no las proposiciones extrañas de nuestro queridito amigo.

-Pues que Dankworth le ha dado una golpiza, fui a verlo hace un par de días y vaya que le ha destrozado la cara. Ese chico tiene problemas y no dudo que él haya sido el chico que asistió a casa de Emilia antes de que tú llegaras.

-No olvidemos que tu primo lo tiene bien merecido ehhhhh, un loco depravado.-atacó esta vez Edan.

En cierta parte yo sabía que los dos tenían razón, no podía fiarme cien por ciento de lo que me decía Dewey aunque me conviniera cerrar los ojos y apuntar a otro lado solo porque no quiero verlo de una manera muy distinta y también sé que tiene problemas, quizá si le haya dado la golpiza de su vida pero lo que vi en la computadora de Nick no me lo saca nadie de la cabeza así como también eso que vi en casa de ambos y que los incriminaba.

¿Era un 50/50?

Pero al final debía inclinarme a un lado si quería finalizar todo de una vez por todas pero... ¿Dónde conseguiría las malditas pruebas para saber que estoy haciendo lo correcto? ¿Cómo sabría que no estoy juzgando mal? ¿Me estaba dejando llevar por mis malditos sentimientos?

Estaba caminando por las aceras de noche, las calles estaban deshabitadas como normalmente lo estaban día a día pero era algo de lo cual ya me estaba acostumbrando porque era mi camino a casa después del trabajo. Porque si, había conseguido un nuevo trabajo como camarera en un pequeño bar del pueblo, era muy poco conocido por lo que no había mucho que hacer en mi turno pero debía conseguir dinero de alguna manera si quería seguir comiendo mínimo dos comidas al día.

No voy a negar que ha sido mucho más pesado que mi antiguo trabajo porque a pesar de que va de lo mismo, ahora debo lidiar con insultos obscenos y propuestas un tanto grotescas de personas ebrias. Sin embargo, todo era mejor que enfrentar a Nick.

Claro que mi estabilidad no estaba mejorando porque la maldita persona que desconocía seguía acosándome por mensajes de texto. Ya no sabía si debía reportarlo a la policía o no, siempre espere un interrogatorio por el caso de Emilia pero ni siquiera han estado en el radar y no me sorprendería de que estos oficiales hubiesen resultado igual o peor que los anteriores.

Gire mi cabeza para poder observar a mí alrededor porque a pesar de que sabía que las calles de Girdwood eran seguras según las personas, me aterraba saber que había alguien que estaba acosándome y quizá hasta siguiéndome los pasos.

-Elodie, ¿estás ahí?-habló Elena haciendo que prestara atención a la llamada.

-Sí, claro.-seguí la conversación inconscientemente.

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