INEFABLE

Epílogo.

"Yo llevo la muerte en mi bolsillo izquierdo. A veces la saco y hablo con ella: "Hola, cariño, ¿Cómo estás? Cuando vengas por mi voy a estar listo".

-Charles Bukowski.

17 de noviembre de 2019, Alaska.

Había pasado un año desde su muerte y aun dolía como la primera vez, como el primer día sin su compañía. Su ausencia dolía más que cualquier herida sin sanar y la odiaba por haberme dejado aquí, por dejarme a mi suerte rodeado de tanta mierda.

La idea de que no hice nada para evitarlo me carcomía y los últimos días pasaban cada vez más lento, era como si el mundo me quisiera recordar que mi corazón aun latía por ella y sin embargo ya no estaba para hacerlo latir, pero por alguna razón aun funcionaba. Quizá de manera automática pero lo hacía.

Quería que volviera a como fuera lugar o tener una pista de poder llegar a donde ella estuviese y seguir juntos porque a pesar de que ella no estaba de manera física, mis ojos aun la seguían viendo cuando escuchaba la canción que sonó en mi habitación o que retumbo en las puertas de su automóvil.

¿Por qué no pude ser lo suficientemente fuerte para salvarla? ¿Por qué ella y no yo?

Simplemente llego a mi vida y con una personalidad tan irritante me hizo recuperar las ganas que creía haber perdido de amar a alguien o volver a pensar en tener la posibilidad de algo así y sin más como hizo que llegaran me las arrebato.

Yo jamás la culparía, a veces las personas están tan acostumbradas a minimizar su dolor que simplemente la sociedad olvida que uno jamás elige que daños psicológicos tiene, no solo se pueden ignorar porque incluso ignorarlos trae consecuencias. Las personas hacen mierda psicológicamente a otras personas como si solo vivieran para ello y esperan a que esas personas sigan siendo las mismas pero debemos saber que no será así, ellos también sienten y porque sienten se verán obligados a cambiar su persona para poder prevalecer aquí.

Uno como persona cambia para estar al margen pero jamás por elección.

Y como lo dije aquel día, en su cumpleaños...ella sería mi perdición.

Mi cabeza dolía cada que pensaba en ella y las únicas horas que no lo hacía era cuando los sueños se apoderaban de mí, dejándome hundido en ellos...que ironías de la vida...y por esa razón decidí esto...

Hoy me reencontraría con ella, porque este no había sido nuestro final. Me negaba a aceptar una mierda como esta, condenado a tu recuerdo.

¿Saben lo que hice hace un año después de tener entre mis manos a Elodie sin vida? Si, la saque de ese frio y feo lugar y la traje conmigo, ella descansaba en paz en mi jardín. Había plantado un árbol de cerezos justo sobre ella, el árbol comenzaba a florecer y cada que observaba por mi ventana veía esperanza en cada una de sus largas y gruesas ramas.

Tomé una hoja y comencé a hacer lo que mejor sabía.

Escribir, escribí la que sería mi primer carta después de un año sin haber tocado siquiera un lápiz y la que también sería la última.

"Querida Elodie...smuk pige.

Solo quiero decirte que está bien, yo estoy bien y estoy listo. Listo para volver a verte, he deseado con todo mi corazón este momento que incluso parece irreal, añoro ver tus ojos...creo que es lo que más extraño de ti, tus expresivos e inquietantes ojos. Tú fuiste mi primer abrazo después de muchos años de haber deseado uno, me partiste el corazón dejándome y eso es muy difícil, creí que era lo que nunca una persona podría hacerme. Partirme el alma, no solo el corazón. Vaya que las personas tienen razón al decir esa famosa e icónica frase de mierda que odio y que seguro conocerás... jamás digas nunca, ¿era así? Ni siquiera estoy seguro pero no importa.