25. Dancing with death.

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"Nada es más peligroso que la verdad en un mundo que miente."

-Nawal El Saadawi.

Dewey Dankworth.

17 de noviembre de 2018, Alaska.

-¡Porque yo mate a Emilia!-admitió, con una expresión cargada de angustia y miedo. El labio inferior le temblaba por el llanto que salía de ella pero de un momento a otro ya no pude prestar más atención a sus expresiones, solo pensaba en que delante de mi estaba una maldita asesina.

Mi cerebro no proceso muy bien la información haciendo que todo mi cuerpo se quedara estático en su lugar, no sabía que expresión llevaba en el rostro, quizá una de susto, horror, decepción, confusión o todas juntas. El cigarrillo que tenía sostenido entre los dedos de mi mano cayó al piso cuando mis manos dejaron de tener la suficiente fuerza para siquiera sostener un pequeño trozo de nicotina.

Obligue a mi cuerpo a seguir mis órdenes y comencé a caminar de un lado a otro, no podía quedarme quieto en un solo lugar. La desesperación me había invadido, me lleve una de mis manos a la cabeza y por inercia pase por mi cabello los dedos entre abiertos. Necesitaba pensar pero ni siquiera podía abrir la boca para formular algo.

Estaba muy consciente de que ella me había convertido en cómplice de un homicidio. Tenía dos opciones: entregarla y contar todo lo que sabía o simplemente callarme. Sabía que ambas traerían consecuencias, una de ellas era sentir más culpa al no decirle a la policía toda la verdad y la otra era perderla a ella. Y no lo quería de esa manera.

Estaba teniendo un debate interno muy muy conflictivo pero solo fue cuestión de tiempo antes de que ella reaccionara. ¿Qué esperaba después de esa confesión? ¿Un abrazo? ¿Un golpe en el hombro y pensar que todo había sido una horrible broma? Seamos honestos, no era un tema muy común para tener un humor respecto a eso.

Un golpe fuerte en la nuca me desestabilizo, haciéndome caer de lleno en el piso. Fue un golpe bastante fuerte al igual que el impacto que recibí al caer gracias a la tierra, pasto, pierdas y los pequeños animales que se encontraban en todo el bosque, no entendía lo que estaba pasando hasta que Elodie dijo:

-Lo siento...-sollozó, con la voz entrecortada.-Yo no quería...

Y entonces un golpe más impacto mi cuerpo, haciendo que todo se volviera negro en menos de un segundo.

***

Desperté en medio de la oscuridad, era una habitación.

No, oscuridad no otra vez.

Mi mente no maquinaba muy bien mientras estaba todo en silencio y en medio de la nada, me traía a la cabeza momentos que no eran muy hermosos de mi infancia. Solo quería salir de aquí y arreglar todo, quería retroceder todo y nunca haber abierto la maldita puerta, quisiera volver y hacer que Elodie nunca hubiera hablado en ese momento exacto e invitarla adentro y solucionarlo de alguna manera. Tenía un poco de esperanza aun sabiendo que lo que pedía era imposible.

Solo el hecho de estar en silencio era un castigo perfecto para mí. Vaya mierda...

Quise levantarme del piso donde me habían dejado recostado, no sé ni cómo había llegado aquí. Solo sabía que había sido Elodie, no tenía miedo pero no podía hacerme la maldita idea de que ella no fuese la persona que me había mostrado todo este tiempo, ¿Cómo una persona que te había ayudado a crecer como persona y te había regalado momentos tan perfectos solo se expone de esa manera después de mucho tiempo? Era como si las personas esperaran a que les tomaras cariño solo para hacerte mucho más daño al irse de tu vida y lo peor era que ni siquiera te estaban haciendo algún daño físico sino que con el solo hecho de salir de tu vida o quitarse la máscara de la persona que han hecho que idealices te hieren de una manera inimaginable.

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