Reseñado por lobodepeluche
Que llevamos una buena temporada sumidos en tiempos convulsos es algo que creo que nadie puede negar. Para bien o para mal, la pandemia, que al principio pensábamos que se disiparía más temprano que tarde... resultó que había venido para quedarse, y con ello transformar nuestras vidas de maneras que difícilmente podríamos haber imaginado. Hemos pasado una cuarentena, y también hemos perdido a gente. La inseguridad y el miedo se han convertido en compañeros de viaje; los cubrebocas y el gel hidroalcohólico, en nuestros mayores aliados. Estamos, ahora, viviendo en primera persona un acontecimiento que nuestros hijos estudiarán en los libros de historia.
Siguiendo la idea de que la buena ciencia ficción no deja de ser, en el fondo, un vehículo para reflejar en el futuro las inquietudes de nuestro presente, Oxygen nace como reflejo de esta realidad que ahora deseamos dejar atrás. Porque sí, hay que señalar que el film francés no inventa absolutamente nada. De hecho, sigue al pie de la letra los fundamentos del buen thriller limitado, en la línea de cintas como Buried, cuya premisa copia casi tal cual. Pero, más allá de trasladar el opresivo cofre a un marco de scifi, sí que hay un elemento nuevo bastante relevante aquí... y es nosotros mismos.
Como digo, lo más interesante es que parece haber un intento consciente de presentar la historia como una claustrofóbica alegoría de lo que vivimos, y tampoco me sorprendió enterarme de que se tuvo que rodar en pleno confinamiento, cuando todavía no sabíamos si íbamos a pasarnos el resto de nuestros días encerrados en casa. Por eso, lo que en Buried no pasaba de divertida ocurrencia, aquí cobra una nueva dimensión cuando empiezas a ver virus letales, un planeta que sufre, y una pobre chica que quiere salir pero tampoco sabe si en el exterior no estará su perdición. El ambiente cerrado y opresivo se siente especialmente real porque, ahora sí, nos es familiar a todos.
¿El argumento? Pues viene a ser lo que comentaba: Elizabeth despierta en medio de una cápsula criogénica del tamaño de un ataúd. ¿Ha sido secuestrada? ¿Es todo parte de un macabro juego? ¿La han intentado matar? No se sabe, porque ni siquiera ella recuerda su propia identidad o cómo ha llegado ahí. La cuestión es que algo acaba de interrumpir un proceso de criogenización al que sus misteriosos captores la habían sometido, lo cual es un problema gordo. Y es que, dormida, podía permanecer viva sin apenas consumir oxígeno; ahora que tiene los ojos abiertos, lo está consumiendo a un ritmo mucho más rápido del esperable. Si no encuentra la manera de abrir la cápsula en menos de una hora, morirá.
Para esto contará con la ayuda de MILO, un asistente de inteligencia artificial con ecos del Hal 9000 de Odisea en el espacio cuya labor será hacerle de intermediario con el mundo exterior, permitiéndole llamar por teléfono o consultar internet.
Y ya está. A partir de ahí, la película tiene todos los elementos esperables de un thriller en el que nada es lo que parece. La chica irá recobrando la memoria poco a poco, descubrirá información que al espectador le hará cuestionarse todo lo que creía saber, seguirá luchando por sobrevivir... y no podemos contar más porque ya sería meternos a arruinar alguno de los giros de guion con los que nos van a ir manteniendo en suspense, algunos con mejores resultados que otros.
Porque quizá a estas alturas ya es un cliché decir esto, pero hace falta un talento especial para mantener el interés cuando tu historia se desarrolla en un único escenario y con apenas tres o cuatro actores, cosa que Oxygen logra de forma sobresaliente. No ya por su guion, que en mi opinión tiene alguna salida un poco dudosa pero en general cumple, sino por todo el conjunto de factores. La increíble interpretación de Mélanie Laurent, su química con MILO, la banda sonora, la variedad de encuadres que el director no para de encontrar para evitar que la cinta no se haga visualmente monótona... todo eso es lo que yo recuerdo cuando ahora me retrotraigo a lo que me hizo sentir esa película, y no tanto a que la historia de vez en cuando tenga alguna salida un poco cogida por los pelos.
Además, cuando estas revelaciones sí funcionan, lo compensan de sobra. El momento en el que se revela el gran secreto de la película, por ejemplo, es uno de mis puntos favoritos del cine reciente; una escena que te deja sin aliento y nos retrotrae a la buena scifi humanista, aquella que nos recuerda lo pequeños que en realidad somos en relación al cosmos, nuestro papel insignificante en el gran esquema de las cosas.
Por este tipo de detalles me ha gustado tanto Oxygen. Si se convierte en un clásico del género, en la linea de lo que venía reseñando aquí últimamente, o por el contrario termina cayendo en el olvido más absoluto, es algo que solo el tiempo puede dilucidar. La cuestión es que tiene calidad de sobra para ser reivindicada aquí, y si esta reseña sirve para poner mi granito de arena y que más gente la conozca y la comparta, considero que habrá valido la pena.
Porque a veces no necesitas elaboradas puestas en escena, o grandes ideas originales. En ocasiones la misma realidad te ayudará a que consigas lo más importante: una conexión emocional con el espectador. Y a partir de ahí, el resto es seguir. No conformarte con que sienta claustrofobia, vacío, miedo o tensión, sino también esperanza, ganas de vivir... y esto se puede hacer independientemente de si estás inventando la rueda con lo que estás contando
Al final, la mayor arma de un contador de historias no son sus estudios de literatura, o su conocimiento de la lengua. Para contar bien algo, basta con tener desarrollado algo tan simple como la empatía.
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La ciencia de la pantalla
Random¿Eres cinefilo? ¿Te gustan las series? ¡Eres uno de nosotros! Prepara tu canasta de dulces y palomitas, siéntete cómodo, apaga las luces y prepárate ver leer un poco de la ciencia ficción en la pantalla. Pd: aplica para todo tipo de pantallas.