Año de estreno: 2021
Duración: 156 minutos
Reseñado por Lobodepeluche
El Dune de Villeneuve, antes que cualquier otra cosa, me parece la refutación perfecta a esa diatriba recurrente sobre que, en lo que respecta al arte, cualquier tiempo pasado fue mejor. Y es que todas las adaptaciones anteriores nacieron enfermas de base; bajo los estándares por los que se guiaba la industria cuando se realizaron, Dune era esencialmente una obra inadaptable.
Porque puede que muchos ni repararan en ello, pero la flexibilidad que garantizan ahora las productoras sobre la duración del montaje final es una cosa muy nueva. Y te abre muchísimas puertas sobre qué clase de historias puedes o no estrenar. ¿Universos cinematográficos que tienes que ver enteros para enterarte de todo lo que pasa después? ¿Seriales? ¿Películas de tres horas y media? ¿De casi seis, pero divididas en parte uno y parte dos? Adelante, lo que quieran, todo está bien.
Esto no siempre fue así; antes de que el estreno de El señor de los anillos empezara a transformar la situación gradualmente, con las justas lograbas que te dejaran estrenar una película de consumo de masas que durara más de dos horas. Si querías más, ya te tocaba montarte una miniserie con valores de producción mucho más bajos y actores que conocen en su casa. El problema es que Dune no es la clase de historia que se preste fácil a ponerte a eliminar lo superfluo, sino que necesita esas casi seis, pero divididas en parte uno y parte dos.
¿A qué se debe esto? Pues la comparación con la obra de Tolkien puede resultar bastante reveladora. En Dune, son tan importantes los sucesos como todo lo que queda de fondo mientras dichos sucesos tienen lugar. Las distintas casas y razas, la situación política, la naturaleza del planeta, el ambiente del mismo... si no reflejas todo eso, por mucho que me cuentes la historia, no me estás adaptando Dune.
Entonces, ¿qué ocurre cuando le das carta blanca con estos detalles a uno de los directores más interesantes de nuestro tiempo? ¿Y cuando lo rodeas de gente de igual talento? Pues que te sale una versión bastante decente.
Al fin y al cabo, es que la película no deja de ser eso: una adaptación relativamente respetuosa de la primera mitad de la novela original. Con algún cambio, adición u omisión destinado a que el producto quede más moderno, pero que se detiene lo necesario para poder transmitir adecuadamente todos los detalles del rico lore que permeaban la obra de Frank Herbert. Y que no necesita sacrificar para ello ni un ápice de la espectacularidad que hoy día esperamos de una gran producción de Hollywood. Básicamente, Villeneuve se puso su mejor traje de Peter Jackson.
La trama, como decía, se encuadra dentro de esas historias de Ciencia Ficción más emparentadas con la fantasía. Es difícil resumirla sin destripar casi todo lo que sucede en esta primera parte, pero básicamente todo gira en torno a la lucha por el control del planeta desértico Arrakis. ¿Por qué es un sitio tan importante? Porque es el único lugar conocido del que se puede extraer la especia melange, una sustancia altamente valiosa que otorga habilidades mentales y prolonga la vida de aquellos que se exponen a ella.
Resulta que el Emperador se lo ha entregado a la casa Atreides, una familia noble a la que pertenece Paul, el protagonista de la historia. El problema es que para hacer esto deben reemplazar a la Casa Harkonnen, otra familia con la que tienen una larga enemistad. Aunque ellos traten de mantener un reinado estable y amable para con los locales, pronto descubrirán que estaban intentando morder más de lo que podían tragar. Las tensiones y las intrigas políticas los asaltarán continuamente, como inflando un globo que terminará inapelablemente teniendo que explotar.
Paralelo a esto, Paul comienza a experimentar visiones y sueños que sugieren un destino profético y un papel clave en el futuro de la galaxia. ¿Tendrá algo que ver la manera en la que ha sido criado? ¿En qué lo están intentando convertir? ¿Qué es ese poder que parece estar despertando en él?
Y... poco más. Es una historia de ascensos, caídas, traiciones y redenciones que está rodada de una manera casi operística, regodeándose en sus excesos a través de la música y unas actuaciones intensitas. Todo es rimbombante y pretendidamente épico, y... funciona. Más de lo que se podría esperar, en realidad. Si te gusta la fantasía épica pero te da igual cambiar los mundos fantásticos por planetas inhóspitos, seguramente encuentres aquí algo que te será de bastante agrado.No sé si es una versión definitiva de Dune o si tal cosa podrá siquiera existir, pero desde luego creo que sí que ha sido el mejor intento hasta la fecha. Quizá no tenga el interesante diseño artístico de la de Lynch o las ideas locas de la de Jodorowsky, ni la fidelidad a la novela de la miniserie, pero el punto es que todas esas adaptaciones que destacaban por algo concreto luego fallaban en otros aspectos bastante importantes. Y tampoco es que esta no destaque en nada, tiene por ejemplo a un Timothée Chalamet en estado de gracia que se ha convertido en mi Paul favorito, una muy buena puesta en escena, una ambientación del planeta que es genial, las mejores batallas que se han rodado nunca para la franquicia... Pero creo que, si esta película demuestra algo, esto es la importancia de la consistencia; que el arte es mucho más que la suma de sus partes. Seguramente no termines el visionado pensando ay qué genial era el diseño artístico, o ay qué buena fotografía. Lo que te cause el impacto positivo, será el conjunto. Y de eso también se puede aprender.
Nos vemos en este mismo apartado cuando se estrene Dune, parte 2.
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La ciencia de la pantalla
De Todo¿Eres cinefilo? ¿Te gustan las series? ¡Eres uno de nosotros! Prepara tu canasta de dulces y palomitas, siéntete cómodo, apaga las luces y prepárate ver leer un poco de la ciencia ficción en la pantalla. Pd: aplica para todo tipo de pantallas.