Capitulo 31

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Despedidas innecesarias

Al día siguiente Roseanne fue a la universidad como decía aquel correo electrónico.

En cuanto entró a la facultad fue directo a las oficinas para hacer los papeleos. Su cuerpo y sus acciones caminaban sobre el perfecto y limpio piso de las oficinas, pero su mente vagaba en una sola persona: Jennie.

La noche anterior no regresó a casa, durmió sola y con preocupación. Habían pasado varios meses desde que consolidaba el sueño a la primera, ayer fue la excepción.

Durmió demasiado tarde y en lugar de tratar de hacer algo para descansar, su mejor idea fue beber aún más.

En su sangre aún corría una cantidad inmoderada de esas botellas de whisky de su cocina. En ese momento no lo sintió, sino hasta ahora que estaba "cruda".

Llegó con la misma mujer que la recibió hace 2 años, la cual iba a hacer sus mismos papeles solo que ahora para darle su certificado en lugar de darle la bienvenida.

— Buenos días.— era un milagro que su voz apenas se oía.

— Buenos días, Roseanne.— saludó viendo su aspecto nada favorable.

Procedieron a hacer los trámites. En cada pregunta o en cada cumplido de la mujer hacia la chica de cabello pastel, era un agobio debido a sus respuestas frías y miserables.

Tardaron más de lo que su cuerpo podía soportar; su cabeza le dolía, escuchaba las voces lejanas, sus piernas temblaban y su vista no tenía a dónde mirar.

— ¿Se encuentra bien?.— la secretaria notaba a la estudiante perdida de sí misma.

— ...Si.— respondió con la misma voz sin color.

Acabaron 20 minutos después, le entregó su certificado, su diploma como estudiante destacada y sus papeles personales. Le dio un pequeño discurso a pesar de no ser su maestro o algo más.

Le agradeció y salió con sus documentos sobre sus manos. No le apetecía ir a clases, aún sentía cansancio y un fuerte dolor en su pecho.

Fue a la cafetería mirando a unos cuantos chicos rebeldes fuera de sus aulas.

Tomó asiento en el lugar más cercano a sus pies. Un chico llegó haciendo un ruido inquietante, al parecer era un mesero.

Posó su mirada en él viendo cómo masticaba como una jodida vaca. Lo miró con odio y al instante dejó de hacer ese ruido con su boca.

Hay veces donde Rosé odia la forma de comer de los coreanos, y hoy fue el día donde más los odio.

El chico sacó de su delantal su libreta y un lapicero dispuesto a recibir la orden de su clienta.

— ¿Va a pedir algún-.

— Masticas como vaca.

El joven se ahogó con su propia lengua. Esa no era la orden que esperaba.

— Tráeme kimchi y una cerveza.— habló fría.

Anotó rápidamente su petición, no quería recibir otro insultó.

Mientras anotaba en su libreta, Rosé miró en su bolsillo unos lentes de sol bastante bonitos, sin pedir permiso, robó las gafas del chico delante de él. No dijo nada, ya tenía suficiente por llamarlo vaca y no quería oír más.

Se alejó y Rosé ya tenía nuevos lentes de sol.

Rasco su cabello esperando su refrescante cerveza, es la primera vez que pide una en la universidad, a lo mejor ni tenían y al pobre chico lo tuvieron que haber mandado afuera para conseguirla.

For the Love of Jane [Chaennie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora