Capitulo 19

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Rostros conocidos

— Por eso creo que el aguacate no debería existir.

Amanecieron las dos discutiendo de las razones por las cuales no debería existir esa fruta verde cremosa.

— Es solo un aguacate, Rosie.— dijo acostándose sobre su pecho.

— Pero es que no entiendo cómo es que a la gente le gusta.— echó su cabeza hacia atrás con furia.

Estaba empezando a enojarse por la simple existencia de esa fruta.

— ¿Entonces por qué tienes un peluche de avocado?.— preguntó con gracia.

— Me lo obsequió mi hermana.

Miro toda su habitación encontrando algo incoherente.

— ¿Y ese ukulele?.— señaló aquel pequeño instrumento.

— Me lo... yo lo compré.— miro hacía otro lado esquivando la mirada de Jennie que río por ver la cara de vergüenza que traía la rubia a su lado.

Sus estómagos rugieron tal como tigres haciendo alusión a que ya tenían hambre. Se miraron sin nada de ganas de levantarse de ese acolchado espacio, pero de nuevo volvió a oírse la súplica de sus estómagos.

Durmieron vestidas, solo las cubría una sábana que ocuparon a la mitad de la madrugada por el frío que hacía en el departamento, por lo que vestirse ya no era algo necesario.

— Vamos a la cocina.— ordenó Rosé haciéndose una coleta.

— Primero voy a mi casa, necesito traer lo que voy a necesitar para mí tarea y algo de ropa.

Tomó las llaves del suelo a la par que se estiraba para sentirse más libre.

— Ok, mientras ordeno un poco mi cuarto.

Observó todo el cuarto desordenado, con cobijas arrugadas, las almohadas en el otro lado de la habitación, los tenis debajo de la cama y las maletas aventadas en el suelo.

No sabía cómo amaneció así, según ella solo se recostaron pero tal parece que fue todo lo contrario.

— No tardo.— se despidió Jennie regalándole un corto beso en sus labios.

Subió a su auto para ir a su casa.

Cuando al fin llegó, tomó todo lo necesario para estar el suficiente tiempo en el departamento de Rosé.

Guardó su ropa y fue a por sus útiles. Metió en otra bolsa su Mack junto con sus cuadernos de dibujo y demás apuntes. También sus colores, pinturas, además de otros bocetos que debía acabar.

Después de verificar que llevaba todo, salió por la misma puerta por la que entró para regresar con Chaeyoung.

El camino de vuelta a su nuevo hogar temporal fue peculiar, la ciudad estaba vacía aunque con pocas personas en las calles, nada de carros y nada de ruido.

Tocó la puerta saliendo una chica alta con una botella de vidrio en sus manos.

La saludo con un beso en la mejilla entrando para dejar sus cosas en la sala de ella. No sabía desde cuándo tenía tanta confianza para dejar las bolsas en su sala como si fuera su casa.

Fue hasta la cocina encontrando a una Rosé totalmente concentrada abriendo un paquete de carne.

— ¿Te ayudo en algo?.

Se colocó un delantal esperando a que le diera alguna orden para acatar.

— Corta la cebolla en trozos y después prepara las bebidas.

For the Love of Jane [Chaennie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora