Capítulo 16

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La fábrica de procesamiento no era más que una bodega vacía de la zona industrial abandonada de Gotham. Ingresaron al punto de encuentro sin saber que esperar. Caminaron sólo unos pasos en el interior, mirando el lugar con cautela, sintiendo de inmediato el peligro de estar ahí.

—Bien, aquí estamos. ¿Y ahora?—pregunto Damián, dándole una mirada inquisitiva.

Había esperado ser recibido por los secuaces de Jeremahia en la entrada o por lo menos por alguna bala impactando su cuerpo. En cambio, nada. Estaba parado en medio de una desgastada habitación con los brazos cruzados sobre el pecho. Dick a su lado negó a la pregunta.

Damián observando el lugar detenidamente, su mirada azul cayó al final donde una cortina de grueso hule verde separaba la bodega en otra habitación, con un movimiento de cabeza llamó la atención de Dick y la señaló.

Siguendo el juego y sobre todo las intenciones que Jeremahia esperaba conseguir. Fueron ellos los que se dirigieron a su encuentro.

Sus pasos resonando a través del piso, pensó que eso llamarían su atención. Le tomó un momento, solo uno, darse cuenta de Jeremahia debía de estar al otro lado del hule ansioso esperándolos. Damián no sabía cuál era el siguiente paso que debían dar, tampoco había tiempo para analizarlo. No cuando la vida de Selina se estaba escapando en el otro edificio. Incapaz de perder más tiempo, ambos caminaron al punto de encuentro.

Hizo a un lado la cortina con cuidado, antes de que Jeremiah apareciera en el fondo bailando con una mujer rubia. Se detuvieron, contemplaron en silencio a Jeremiah. El hombre a unos metros, tenía ambas manos en la cintura de la rubia mientras se deslizaba con ritmo sobre lo ancho y largo de la habitación. Parecía ajenos a su presencia, sólo disfrutaban la compañía de ellos mismos de una forma que hizo a Damián querer vomitar.

—¿Están bailando sin música?—pregunto Dick.

El asintió. Trato de buscar una grabadora, celular, tocadiscos o una fuente de sonido. No encontró nada. Solo a un par de locos bailando en el fondo, haciendo rechinar el piso con cada deslizamiento de pies que hacían.

—No necesitas un reproductor cuando tienes la música sonando en tu cabeza, mi amigo—hablo Jeremahia.

La mujer a su lado se detuvo, los miró y dejó escapar una risa. Después de una pausa de solo un segundo, se acercó a Jeremahia para comentarle algo en voz baja.

—Claro que si querida. Solo espera un momento—dijo Jeremahia—Primero hay que ser buenos anfitriónes con nuestros pequeños invitados. Por favor, siéntense. Mis niños.

Señaló a la derecha, a una cuadrada mesa. Bandejas de lo que parecían deliciosos pasteles se extendían por la madera, junto a sándwiches y cuatro copas de vinos. Lo que hacía recordar a Damián una última cena. Tal vez era así, los ojos lunáticos de Jeremahia trásmitieron eso cuando sus miradas se conectaron.

—¿Que le hiciste a Selina?—preguntó Dick feroz, dando un paso hacía adelante.

—Solo la deje descansar un momento, para que nosotros podamos divertirnos—respondió Jeremahia, caminando por la habitación hasta tomar asiento—Vamos chicos, siéntensen conmigo...—al ver que no se movían agregó—Entre más demoren, menos tiempo tendrán de salvar a Selina.

Jeremahia tomó una copa y bebió, ocultando una sonrisa detrás del vidrio. No había nada en sus gestos que le permitiera a Damián descubrir que estaba tramando. Lo que frustró.

Ella Siempre Me Odiara-Selina Y Bruce (Batcat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora