Capítulo 6

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Al principio todo fue borroso, las voces se convirtieron en susurros sin sentidos y las personas sombras que deambulaban a su alrededor como cazadores. No supo por cuánto tiempo el mundo se detuvo, mucho menos cuando sus oídos se cerraron o sus ojos se cegaron. Fue el sonido del golpe en la mesa de metal, lo que la hizo reaccionar.

—Dime, ¿Porque lo hiciste?—preguntó una voz masculina en voz alta, llamando su atención—¿Cuál era el problema que tenías con la asistente de tu esposo?.

—¿Porque asesinaste a la señorita Cyndia?—preguntó otra voz en tono más tranquilo—Acaso fueron... Celos.

Selina parpadeo confundida, mirando su entorno como si por fin escapará de un profundo sueño. Su verde mirada recorrió el lugar, no tardó más allá de un par de segundos en descubrir en donde se encontraba. Ella había estado ahí innumerables veces, la mayoría a causa de un robo que salió mal.

—¿Que?—preguntó confundida, levantó la mirada hasta el hombre blanco parado delante de ella, al otro lado de la mesa de metal—¿De que estas hablando?, no entiendo nada.

Y era verdad. No sabía que sucedía, porque se encontraba sentada en una sala de interrogación en la GCPD mientras sus manos estaban esposadas. Dos risas masculinas estallaron en la habitación y Selina por primera vez notó al segundo detective recargado en la esquina de la habitación. El hombre dejo su pose recargada y paso junto a su compañero, para tomar asiento delante de ella.

—Selina, no se que clase de juego estas ideando para salir de aquí. Pero creeme, no te salvará. Todas las pruebas están aquí—señaló el hombre moreno, la carpeta amarilla sobre la mesa—Solo confiesa que asesinaste a Cyndia y terminemos con esto.

El nombre de la asistente y amiga de su esposo, resonó en su confusa cabeza. Había muchas imágenes borrosas pasando por su mente en ese momento. Recordaba cómo Bruce llegó de Metrópolis, una breve discusión en donde aceptó que Damián era su hijo. Y luego... Ella había salido de la mansión hecha una furia en medio de la noche, mientras tomaba las llaves de su automóvil y se disponía a poner la mayor distancia de su esposo. Su intención era llegar al club, beber un whisky y esperar a que Bruce la siguiera. Ese era su plan, pero por alguna razón no recordaba haberlo hecho.

Todo fue muy rápido. Una carretera vacía y un golpe en la ventana. En un momento esperaba que cambiará el semaforo para ir al club y en otro se encontraba de pie con un cuchillo en la mano, mirando el cuerpo inerte de Cyndia. Instintivamente bajo su verde mirada a sus manos, sorprendida al notar como un leve rojo todavía manchada su piel. ¿Ella asesino a Cyndia?. ¿Mató a la madre de Damián?.

—¡Selina!.

Llamó su atención el detective moreno, su puño golpeó la mesa, provocando que se sobre saltará en su lugar. Ella miró a ambos compañeros confundida. El detective que había estado sentado, mirándola intensamente se levantó y fue hasta el otro hombre.

Selina se sentía confundida, su cabeza se sentía pesada y lo único que quería era dormir. Sin importar la presencia de los detectives en la habitación, dobló los brazos sobre la mesa y cerró los ojos.

Sabía que su situación no era buena. En esa ocasión lo que hizo, superaba por mucho todo lo anteriormente realizado. Los robos parecían una broma cómica, ante el asesinato que cometió. Las apretadas esposas por fin parecieron correctas en sus muñecas.

—Esto es inútil, Isak—escuchó al detective pelirrojo hablar con su compañero—No obtendremos nada mientras siga drogada.

Eso definitivamente llamó su atención, hizo que se enderezara rápidamente. Su verde mirada se dirigió del moreno hasta el pelirrojo que estaba recargado aún lado de puerta.

Ella Siempre Me Odiara-Selina Y Bruce (Batcat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora