(B)esos

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B por besos, porque Nico realmente creía que su esposa valoraba los besos más que la persona promedio.
 
Para una persona que dice no creer en el amor o el romance, Maki seguramente hizo muchos gestos románticos, uno de los cuales siempre fue saludar y despedirse de Nico con un beso. 
 
La primera vez que sucedió, fue su primer día como pareja casada. Nico se había despertado con una nariz acariciando suavemente la suya, susurrando su nombre contra sus labios mientras una mano cálida ahuecaba suavemente su mandíbula. Abrió los ojos con lágrimas en los ojos para encontrarse con los de Maki a solo unos centímetros de distancia, su forma arrugada le decía sin tener que mirar hacia abajo que su esposa le estaba sonriendo, diversión y otra emoción desconocida brillando a través de sus ojos. 
 
–¿Me quedé dormida? ¿Llegamos tarde?– Preguntó Nico, su voz ronca por el sueño, pero la confusión aún era evidente. Las dos se iban hoy de luna de miel a Suiza y tenían que estar en el aeropuerto a las 12 pm para tomar su vuelo a tiempo. Nico había puesto una alarma para las 9 a.m. ya que las dos tenían que prepararse, asegurarse de tener todo empacado y luego conducir al aeropuerto, aunque le hubiera encantado haber dormido un poco más ya que solo llegaron a su habitación de hotel a las 2 AM después de despedirse de todos los invitados. 
 
–No, Nico, estamos bien. Son solo las 7:30 de la mañana.– Maki susurró mientras su pulgar rozaba su mandíbula. 
 
–Oh.– Nico murmuró en respuesta a ella, su cuerpo se relajó una vez que se dio cuenta de que aún no era hora de despertar. –¿Por qué estás despierta entonces?– Nico preguntó mientras sus párpados se volvían más pesados ​​por la somnolencia.

–Tengo que ir a recoger nuestro certificado de matrimonio en el juzgado antes de que nos vayamos hoy, así que me voy ahora.– Maki apoyó la cabeza junto a la de Nico, sin dejar de mirar a la pelinegra mientras usaba la mano en su mandíbula para voltear su rostro hacia ella. El resto de su cuerpo estaba acostado en el borde de la cama al lado de Nico, vestida con pantalones de terciopelo negro y una camisa de manga larga, su chaqueta descansando al final de la cama. –Solo quería decírtelo antes de irme.–
 
Nico asintió, ya a mitad de camino de regreso a la tierra de los sueños cuando sintió a Maki inclinarse más cerca y la repentina sensación de un suave par de labios presionando los de ella. Sus ojos se abrieron con sorpresa por un segundo, pero se cerraron de nuevo cuando los labios de Maki comenzaron a moverse suavemente contra los suyos. Ocurrieron una serie de pequeños, ya que Nico estaba demasiado dormida para corresponder correctamente. 
 
–Adiós Nico– murmuró Maki, antes de presionar para otra serie de besos suaves, sin detenerse hasta que las manos de Nico se levantaron y tomaron su rostro, finalmente devolviéndole el beso y convirtiéndolo en un beso adecuado.

–Adiós amor, que conduzcas con seguridad.– Nico le susurró una vez que el beso llegó a su conclusión. Maki asintió en reconocimiento antes de que finalmente levantarse de la cama y se dirigiera hacia la puerta, agarrando su chaqueta y bolso en el camino. Para cuando la puerta se cerró detrás de la peliroja, Nico ya estaba durmiendo profundamente de nuevo.

A partir de entonces, se convirtió en una cosa besar a la otra antes de que una saliera de la casa o se fuera a otro lugar sola.

Esas pocas semanas en las que Nico se fue al trabajo antes que Maki, siempre la despertaba con un beso de despedida antes de irse, aunque en ocasiones se no se quedaban en simples besos.

Una vez que Maki comenzó a llevarla al trabajo todos los días, su beso siempre ocurría justo antes de que salieran de la casa o tan pronto como se subieran al auto, una inclinación natural.

Sin embargo, en los días en que se encontraban enojadas o peleando, esos besos se ausentaban, las dos desconfían de tocarse cuando las emociones son intensas y los besos pueden no ser bienvenidos. Después de que finalmente se comunicaran y se perdonaran adecuadamente, sus besos se volvían más dulces de lo habitual, más largos y extensos mientras saborean los labios que no han podido besar durante tanto tiempo. Esos besos siempre conducen a algo más. 
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Por alguna razón, los besos de Maki cuando finalmente se ven al final del día o por el tiempo que estén separadas son diferentes a los besos de despedida que comparten todas las mañanas. Parece que sus besos de bienvenida a casa siempre tienen un poco más de necesidad aparente en ellos, manos suaves que se vuelven exigentes y un poco ásperas cuando acercan a Nico y su rostro con firmeza. Donde los besos de despedida son aleteo contra pieles, los besos de bienvenida a casa son firmes, parecian decirle que solo prestará atención en ella. 
 

Por supuesto, esos besos están reservados solo para casa, con una versión más conservadora que tiene lugar cada vez que están fuera de casa. Por lo general, es un beso en la mejilla, aunque Maki lo hace con tanta formalidad que nadie se burla de ellas por ser una cariñosa pareja. 

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Que se sepa que su esposa cree que sus besos son más importantes que el sueño de Nico. 
 
Nico gimió al sentir algo frío y húmedo tocando su rostro, parpadeando lentamente y abriendo los ojos en la oscuridad de su dormitorio. Pronto se dio cuenta de que la fuente de la humedad era el cabello de Maki que estaba arreglando en una pequeña trenza ordenada. 
 
–¿Maki?– Nico preguntó, sus ojos se cerraron de nuevo mientras le daba la espalda a su esposa para protegerse contra más gotas de agua. 
 
–Oh, te he despertado, lo siento.– La peliroja rápidamente se ató la trenza antes de colocarse debajo del edredón en su lado de la cama. Extendió su brazo y lo envolvió alrededor de la cintura de Nico, tirando de ella suavemente hacia atrás mientras se inclinaba más cerca hasta que las dos se ruborizaron juntas. –¿Nico?

–Hmmm– Fue lo único que mencionó Nico mientras apretaba más el edredón alrededor de ellas, el cuerpo de Maki estaba un poco helado por la ducha. Sintió que la mano de Maki se posaba sobre su mejilla –Ma- – su protesta fue silenciada por la presión de los labios de Maki contra los de ella, y la pelinegra se fundió en ella con un suspiro.
 
La peliroja se había ido todo el día en una convención a dos horas de distancia, una en la que se suponía que debía pasar la noche. Pero Maki decidió que prefería conducir a casa antes que quedarse en la habitación del hotel, por lo que había regresado a las 12:30 de la noche. Después de ducharse y comerse el bocadillo que Nico le había dejado en la cocina, era más cerca de la 1 de la mañana y realmente se sentía mal por interrumpir el sueño de su esposa. Pero en realidad no quería irse a dormir sin recibir su beso de bienvenida a casa y es cierto que es un poco egoísta.

–Buenas noches, Nico– Maki susurró cuando finalmente se apartó y en su lugar se acurrucó en la nuca de su esposa, inhalando su aroma y dejando que la adormeciera después de un largo día. 
 
–Buenas noches amor.– Nico respondió en un leve susurro, su mano se extendió hacia abajo y cubrió la mano de Maki con la suya, ambas sintiendo el anillo de bodas contra su piel. 
 
Nico no se lo dice a Maki, pero su despedida y sus besos de bienvenida a casa eran a veces su parte favorita del día. Aunque lo mismo también es cierto para Maki.



























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Como saber si una Tsundere te amaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora