El Esclavo de la Bruja(Borrador)

15. Perseguir o Vigilar

La Puerta. ¡Con qué puta facilidad abrió ese cabrón la Puerta! Sus ropas empapadas se pegaban a la piel dificultándole el caminar. Había sido arrastrado río abajo. ¡Qué situación tan inesperada! Apenas tuvo tiempo para reaccionar, su diversión se había truncado en el momento exacto en el que localizaba esa energía tan familiar. Como sospechaba, pertenecía a Gin quien deambulaba por aquellos bosques huyendo de la caza del Grupo Zohar.

El secreto de la Casa Rams.

La Puerta.

El Buscador.

La inquieta mente de Rei no paraba de dar vueltas alrededor de todos estos conceptos, apabullándose en un esfuerzo por tomar una decisión rápida y acertada sobre cómo proceder ahora.

La Casa había sido reducida a cenizas por un conjuro destructor, protegiendo "algo" que desconocía. Algo de mucho peso para utilizar tal despliegue de energía capaz de levantar a los muertos. Y no cadáveres cualquiera. Tenía que volver a la propiedad cuando sus tierras templaran, pues en ellas se encontraba la respuesta. Si es que el Grupo Zohar no la hallaba antes que él. Eso le inquietaba. ¿Cuál podría ser el secreto que merecía llegar a esos extremos para permanecer en el olvido? Pensó en reunir a los miembros que pudiesen quedar y levantar de las cenizas de sus profesores y compañeros un nuevo aquelarre, tomar el nombre y el terreno, alejando a los Zohar de las tierras empapadas de la sangre de los Rams. ¿Qué diablos estarían buscando en realidad? Quizá nada, sólo acabar con la corruptela desmedida de la Casa.

La Casa Black Paradox. Sonaba bien, aunque se lo dejaría a la gatuna bruja, porque lo que él ansiaba era conocer su hogar y llevar con él a su amada Breta a través de la Puerta. El Grupo Zohar podría estar buscando indicios de su apertura, pero ya se había ocupado de borrarlos. Solo él, Ben y la escurridiza Lily tenían conocimiento de lo que ocurrió hace años en la Casa. Al menos eso creía.

En realidad no sabía cómo lo había logrado en aquel entonces, y tampoco quería que nadie metiese sus narices en ello. Porque estaba seguro de que tenía que ver con Breta, con su sangre, con su energía o con su alma. No podía saberlo. Forzó otras situaciones parecidas, pero nunca volvió a manifestarse ese fenómeno tan peculiar que todos los estudiosos de lo paranormal, científicos o esotéricos parecían desear explicar... y dominar. En algún momento pensó en acudir a la sede del Grupo y tratar de averiguar qué tanto sabían de esa manifestación irreal, tal vez ahora era el mejor momento. Prefería seguir escondiendo sus cartas y hacerse el ignorante en cuanto al tema de la Puerta. Una de ellas era El Buscador, o El Cazador para Rei. Él tenía el saber y el poder para enviarles a ambos a casa. Nadie sabría de esto, pues era algo que sus padres habían traído consigo del otro lado. Un conocimiento que no existía aquí. El Cazador no significaba una amenaza, sino más bien una esperanza. Dejarse atrapar en ese momento lo hubiese alejado de su bruja para siempre, ya que ignoraba cómo lo habían hecho sus progenitores. Cómo habían logrado abrir una brecha y no menos importante, cómo consiguieron cruzarla hasta el lugar indicado. Nunca podría saberlo. Fue un joven estúpido que se dejó llevar sin pensarlo muy bien. Ya no había caso.

Para su suerte en el día de hoy, el esclavo idiota hizo algo que le permitió escapar. Tampoco encontraba explicación a lo que sucedió. Si el chico formaba parte de la energía de Breta, como él mismo sentía, ¿por qué fue rechazado por la Puerta? ¿Por qué no murió al tocarla? Le era tan extraño, y para el Cazador también. Que estuvieran juntos en ese momento se debiera a que él presentía algo fuera de lo común en Gin. ¿Percibiría el rico aroma del chico? ¿Ése que había probado en la oscuridad del cuarto de la Casa Rams cuando tomó de ambos? Su piel ardía con los recuerdos, evaporando la humedad que el río Saja había dejado en su ropa.