7. Verso y Deseo

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La luz de la luna cae en cascadas intermitentes sobre el paisaje; la suave brisa otoñal mece las copas de los altos árboles, los animales nocturnos contienen su aliento y las estrellas lanzan lejanos y esporádicos reflejos sobre la dimensión de aquel mundo anodino.

Una amenaza se cierne sobre la Casa Rams. Durante la orgía, un grupo de brujos habían rodeado el lugar de forma sigilosa. Vigilantes, habían estado durante horas a su alrededor, lanzando palabras susurradas al aire que se encadenaron cerrando una barrera que cubrió la mansión por completo. Las palabras que cobran vida de la boca de un mago con el poder de dominarlas. Cuidado con lo que deseas; cuidado con lo que deseas en voz alta, ellas son poderosas y si no se es consciente de ello, pueden incluso volverse en tu contra. Ese mago lo sabía muy bien.

Junto a él, otros brujos ejercían sus habilidades alrededor de la casa.

La niebla que se levantó de la húmeda tierra, de las hojas caídas muertas y de la vegetación tupida y viva, la dotó de volumen pesado y denso. La otoñal brisa la meció y la condujo en danza enigmática a través de los árboles centenarios, de las rejas de hierro negro forjado conduciéndola hacia cada ranura fina o diminuta de ventanas y puertas. Siseando claramente para aquellos con el don de la energía infinita del alma mundi; ignorado por los que viven del placer de la carne y del deseo. Esta neblina andante acumuló en su gaseosa composición el hedor interior de la casa: la del opio, el alcohol de los brebajes que se derramaban por bocas y cuerpos, el tabaco aromatizado de las cachimbas aliñadas y el intenso incienso, el sudor de los enajenados, el olor a sexo de los lujuriosos... y la suciedad de sus almas. Recogió también la esencia del polvo del ambiente, la mugre acumulada en los rincones, los orines y las heces, el del agua estancada, el moho de las paredes y el de la sangre reseca y las vísceras frescas. Cargándose de un poder pesado que fue tomando formas, mezcla de las energías que se repartían por todo el edificio.

El mago que llamó a la creación a esta masa, ahora fea y pestilente, lo sentía en sus carnes como si él mismo fuese ese humo denso. Añadiendo su ira y furia en ella, que sigilosa pero amenazante rastreaba cada rincón de la casa.

Esta magia penetró en la propiedad, en el interior de la enorme mansión de piedra y hiedra. Tras las rejas puntiagudas también esperaban para atacar poderes terrenales y físicos. Metales negros que daban forma a las armas modernas de ese siglo, que a la orden esperada abrirían fuego y barrerían el lugar en pocos minutos. El hombre al frente de este grupo armado se mordía el labio, ansioso por oler el resultado de la pólvora detonando y el hedor a muerte calcinada que rodearía el terreno tras su ofensiva.

Y aún más deseoso estaba de ver qué es lo que los brujos sacarían de allí con vida.

Aunque no era visible para estos hombres de armas, la casa había estado emitiendo un aura verdosa a su alrededor durante varias noches. A intervalos, esa envoltura imperceptible para las almas comunes se había tornado en aurora boreal por algunos momentos. Esos tonos son los que habían impulsado a los magos para penetrar al fin en aquellas aristocráticas tierras, en busca de esos colores brillantes y la fuente de su proyección.

No sólo esa noche habían estado vigilantes. Algunos de ellos estuvieron aguantando las ansias de atacar y despedazar a aquellos habitantes alienados que sesgaban vidas a ritmos cada vez más acelerados. Escondidos en las sombras profundas del frondoso lugar, vieron cómo entraban a la casa, una tras otra, las almas que pretendían salvar, aferrándose con uñas y dientes a las cortezas de los árboles, casi en fusión con ellos, sabiendo que eran cebos que debían sacrificar para dar caza a los depredadores de la casa; algunos con indignación, otros con lágrimas... Repitiéndose una y otra vez que las vidas de unos pocos salvarían las de muchos.

El Esclavo de la Bruja(Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora