12. Polvo y Cenizas

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Todo el terreno se sacudía violentamente, destrozando los cimientos de la Casa Rams. La explanada de la entrada principal ya había desaparecido como tal, mimetizándose con el bosque y con la destrucción del lugar. La superficie en constante movimiento, ofrecía un aspecto extraño de oleaje marino. Emergían cadáveres centenarios de entre la revuelta tierra, y éstos también se desmoronaban al tratar de salir por completo al exterior. El hedor de la putrefacción se mezcló con el de la ceniza, el polvo y el humo de la vegetación consumida por el fuego. La humedad de las tierras cántabras se evaporaba visiblemente, envolviendo la entrada de la casa. De la mansión continuaban cayendo cascotes, derrumbándose muros y de sus aberturas, vomitaba a los habitantes de la casa..., como un monstruo regurgitando su asquerosa cena. Corrían a pasos torpes, golpeándose los unos con los otros desorientados, mezclando sus gritos de desesperación con el estruendo de los muertos, tropezando con las ruinas en las que se estaba convirtiendo la mansión, que a cada sacudida se desintegraba más.

Un brillo infantil en los ojos de Lily se encendió al admirar el caos a su alrededor. Algunos de los cadáveres que se abrían paso caminaban como zombis y chocando contra ellos, el descontrolado pánico humano era desgarrado por dientes y huesos afilados, derramando más sangre sobre el terreno.

—¡¿Cómo es posible?! —le gritó a Rei mientras se acercaba a él—. ¡¿Tan poderoso era el profe como para poder crear semejante aparición?!

Rei contemplaba también la tétrica escena ante sus ojos. Los cadáveres en menor estado de descomposición estaban comenzando a mantenerse sobre el tembloroso suelo, tomando confianza y atacando con violencia a aquellos que trataban de salir de la propiedad.

—No es una creación, Lily —hablaba con tono fuerte, aunque no era suficiente para que ella pudiera escucharle con claridad.

La pequeña bruja de aspecto aniñado se acercó a Rei hasta agarrar su brazo derecho y apretar por instinto, al abalanzarse sobre ellos una maraña de harapos y pus. Tenía el rostro grisáceo y desencajado en una mueca de rabia, mostrando la sucia dentadura; los cabellos largos y enredados. Sus ropas roídas por los insectos subterráneos correspondían al de los magos del lugar... O eso pensó Lily al ver el emblema de la Casa Rams balancearse en el pecho de aquel brujo putrefacto. Hubiese querido admirar un rato más el imponente roble de la insignia, pues hacía tiempo que no se usaba en las prendas que los brujos acostumbraban a llevar, al menos durante su estancia en el aquelarre..., pero el pestilente cadáver desapareció como la sombra del fantasma que era. Rei lo apartó brutalmente del mismo modo que lo había visto eliminar al cuerpo de seguridad en la parte trasera de la mansión. Sin mayor esfuerzo reducía todo lo que trataba de aproximarse a ellos.

—Así que al final, los rumores sí que eran ciertos... —murmuró el brujo.

—¿A qué rumores te refieres? —la muchacha fruncía el ceño, pensando.

Paradox miró de soslayo a la bruja justamente cuando ella abría ojos y boca en señal de recordar, dejando escapar un suspiro largo de sorpresa. Él comenzó a reír más sonoramente.

—Entonces estos son los cadáveres de los brujos que descansan bajo la mansión para salvaguardar el tesoro de la Casa Rams... Pues siempre pensé que eran los despojos que se destrozaban en la casa secretamente antes de que se volvieran adictos a esa mierda de Olivia... —la chica hizo una larga pausa—, tu mierda.

—Desconozco si los "despojos", como los llamas tú, estarán bajo estas tierras. Puede que mi "mierda" sea excelente, pero dudo que el aquelarre quiera mezclarlos con los brujos que yacen aquí. La mansión es un cementerio privado, Lily. No un basurero. El profesor ha inducido vida a los guardianes de la Casa Rams con ese encantamiento –hizo una pausa en la que comenzó a risotearse— ... a cambio de la suya. ¡¡Menuda perra estúpida!! ¡¡¡Ja, ja, ja!!

El Esclavo de la Bruja(Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora