3. Atracción y Rebeldía

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Habían llegado a aquel nuevo y misterioso lugar en un coche peculiar, conducido por un individuo aún más peculiar.
Estuvieron esperando al chófer en la entrada de la destartalada casa donde habían permanecido retozando varias semanas, aunque para Gin el paso del tiempo al lado de aquella mujer no existía. Fluía y se escurría junto al sudor de sus cuerpos entrelazados, perdiéndose lentamente sin ser advertido. Sabía muy bien que esa impresión era provocada por misteriosas sensaciones que emanaban de cada poro de su piel... de cada suspiro, de cada gemido que ella emitía y que le sumergía en una nebulosa desconocida y esotérica. Pasaba las horas envuelto por su aura acogedora, embriagadora... pidiendo más de su aliento y dejando que las manecillas de su reloj interno no avanzasen.
Breta no articuló palabra durante la espera. Gin sólo la miraba inmerso en sus adormilados pensamientos. Cuando el vehículo llegó, el chófer se apeó a abrir la puerta trasera para que ambos subieran. Sin pronunciar ni una sola palabra. Al igual que Breta.
El hombre era alto y delgado en extremo, pálido como un muerto. Huesudo como un esqueleto polvoriento. Incluso su traje parecía una mortaja. Cuando la pareja se acomodó dentro de aquel antiguo vehículo, el cadavérico y mudo chófer volvió a su puesto, arrancó, condujo hasta finalizar su trayecto y se marchó sin más.
Al iniciar la marcha y queriendo memorizar el camino, reconocer el terreno... echó una mirada a través del cristal trasero de aquel Buick negro para ver la casa en ruinas, inhabitable. Miró a Breta, esperando algún tipo de aclaración. Pero la bruja ni se inmutó.

Lo que ocurrió desde ese momento al punto actual era todo borroso para él. El recorrido en coche, el momento en que se apearon, incluso el aspecto del lugar.
Quería recordar... pero su cabeza estaba demasiado embotada para pensar. Caminaba como un autómata.
Apenas había iluminación en el lugar al que habían ido. Veía siluetas moviéndose a su alrededor, otras parecían observarle mientras cuchicheaban. Zigzagueante vagaba entre aquella enigmática muchedumbre, solo.
"Breta...", le susurraba su mente.
Había intentado guiarse por las ondulaciones de la capa que llevaba Breta, pero en algún momento esos movimientos se mezclaron con otros similares. Estaba perdido, solo y confuso. Se sentía abandonado.
"¿Abandonado? ¡Ja! ¿Qué eres ahora, un crío? Abre bien los ojos, a ver dónde te ha metido la perra ésa que te ha hechizado...", sacudió su cabeza con energía.
Poco a poco sus ojos iban acostumbrándose a la penumbra que reinaba en la sala. Sus oídos captaban también la música que sonaba allí, melodías familiares. Siempre melodías que le atrapaban y le ponían banda sonora a esta experiencia novelesca en la que se había embarcado tras las faldas de una mujer desconocida. ¿Qué era aquel sitio por el que vagaba? ¿Un salón de baile? ¿No mencionó Breta que era una reunión?
"El aquelarre se reúne. Debo ir... ahhhhh...".
Inconscientemente él mismo acariciaba su pecho recordando... Recordándola. Todo su cuerpo ardía visualizando los primeros momentos de contacto por toda su piel. Volviendo a recorrerlos con sus manos bajo la camisa que llevaba, imaginando que el tacto no era el suyo propio. Queriendo volver a revivirlo. Su respiración se había acelerado, inhalando más de ese humo penetrante que ya le era conocido. El olor del vicio lascivo. El ambiente estaba tan cargado que se podían masticar las esencias que lo engullían.

De pronto se escuchó un silencio profundo, haciendo que su pecho se contrajese. Una melodía hecha silbido se abría paso de forma gradual. Luego unos golpes sordos sobre su cabeza que hicieron que se incorporara súbitamente. Sintió las vibraciones de los altavoces sacudiendo su corazón. Cuando la música emergió de aquellas notas graves, las figuras allí reunidas empezaron a danzar poseídas por alguna droga alucinógena. Él comenzó a sentirse otra vez mareado. Ahora avanzaba entre la gente, chocando con ellos, sintiendo de forma esporádica roces obscenos y pequeños pellizcos...

El Esclavo de la Bruja(Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora