18. Mar y Cielo

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     Frente a la bahía de Santander se situaba una de las islas de mayor extensión de la provincia: Isla Pedrosa. A Rei le sorprendió descubrir un lugar más turístico que ruinoso. Las primeras luces de la mañana caían sobre él, habiendo ya vehículos estacionados en la entrada. "Un escondite a la vista de todos", pensó el mago. Habían tenido que despertar a Lily al llegar.

     No quería llamar la atención, y estuvo a punto de desviar su recorrido y dejar que la noche volviese a ocultarles, pues el aspecto del trío, sobre todo el de la gatuna bruja, podría fijar en el trío miradas sospechosas. Pero Rei no quería tener que cargar con ellos en su obsesiva búsqueda de Gin, ni perder el tiempo esperando a la noche, así que se arriesgó. Aunque era temprano para recibir visitas, por el lugar ya se veían algunas personas accediendo a la isla, portando mochilas, cámaras, ¡y disfraces!

     A Rei le inundó una risa nerviosa; su preocupación había estado de más. Conocía de oídas los sucesos paranormales que ocurrían allí, en aquel antiguo sanatorio abandonado, pero tampoco le llegó a interesar lo suficiente como para querer saber más sobre la isla de la Astilla; así la conocía él.

     Cuando vio la ubicación que Gassai le había apuntado en cabeza de lista nunca imaginó que se encontraría con un lugar tan bello y enigmático, y mucho menos una "atracción de feria para humanos" donde jugar a los fantasmas tras una buena merendola en sus frondosos jardines.

     Al pasar por el puente que separaba la isla de tierra firme, se cruzaron con algunos grupos de turistas, y ninguno de ellos se extrañó al ver las pintas que llevaban.

     La isla estaba formada por varios pabellones distribuidos por toda la extensión, la mayoría abandonados y absorbidos por la naturaleza, el desgaste del peso del tiempo y los grafittis. Paneles informativos salpicaban aquí y allá informando a los visitantes sobre el lugar o sobre las especies vegetales que la poblaban. Uno de aquellos pabellones había sido restaurado, y bajo el emblema del gobierno cántabro se hacía llamar "Centro de rehabilitación para drogodependientes". Ni Rei ni Lily pudieron evitar que una sarcástica carcajada se les escapara casi al mismo tiempo.

     Caminaron hasta llegar al embarcadero, por donde los marinos de otro siglo descargaban a leprosos que abandonaban en la isla para morir. El sol reflejado en sus azuladas aguas ofrecía una espléndida vista de la bahía. A su lado, Lily suspiró.

     —¿Seguro que es aquí donde encontraremos a Fisher Bagh? —las juguetonas risas de algunos niños llegaban como burlonas hasta ellos—. ¿No será que ese tal Gassai te tomó el pelo? Demasiado bonito el lugar para un ex-miembro de la Casa Rams, a mi parecer...

     Tras despertar a la chica, esta comenzó a hacer todo tipo de preguntas quejicas por haberse perdido la visita al viejo. Rei la puso al corriente de la lista, de Gassai y sus negocios... ignorando, por supuesto, lo referente a los Black Paradox. Después de todo, ella sería quien se quedaría a cargo cuando él se marchase. Lily le escuchó calmando su curiosidad, aunque no totalmente; esa maldita cría notaba que había algo más. Podía advertirlo Rei en el fondo de sus rasgadas pupilas. Confiar en ella no era algo que el mago considerase de pleno; apenas se conocían, más allá de sus esporádicos encuentros en la casa. ¿Quién era ella? ¿De dónde procedía? Para él era como un gato juguetón, caprichoso y sádico. Nada más.

     Ben se había sentado en un lateral del embarcadero y observaba la porción de isla ante sus ojos en silencio. La brisa se paseaba por sus cabellos, ya crecidos ofreciendo un aspecto melancólico y pensativo.

     —Podemos confiar en Gassai, Lily —los gritos agudos, chillones de alegría despreocupada se acercaban más y más hasta ellos.

     —Ya. Pues tú dirás, pero a mí me están entrando unas ganas locas de jugar también, pero con las entrañas de esos escandalosos criajos. Además... tengo hambre.

El Esclavo de la Bruja(Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora