A Horacio el pasado lo atormenta. Para Toni el futuro es incierto. Gustabo no sabe qué hacer con su presente y Carlo tiene que aprender a lidiar con sus tres hermanos menores mientras batalla contra sus propios problemas.
❱Créditos de los dibujos...
Gustabo salió de clases para la hora del almuerzo.
Esta vez, tomó el impulso de aventurarse a estar sólo por los pasillos. Horacio era un pan de Dios recién bajado del cielo, cubierto de azúcar y cositas suaves. Desde que lo conoció, no había hecho más que intentar cuidarlo y hacerlo sentir en casa, más pareciendo un guardián que un hermanastro. Aun así, no podía ser la sombra del chico de cresta, que tenía sus propias ocupaciones y un novio con el que pasar el rato.
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Horacioଓ.°
¿Quieres que pase por ti al aula para almorzar?
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GustaboConB♚
No bb Voy a estar bien Saludame a Volkoff Tk
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Bloqueó su móvil y lo guardó en el bolsillo de su falda. ¡Era una pasada! Tenía espacio para guardar llaves, el celular, sus documentos personales y algún que otro chuche de frutos secos que se le antojase a media clase.
La comida que servían en la cafetería también era una pasada, deliciosa, de buen aspecto, apetitosa. Hasta las bancas, prístinas, con azulejos a modo de decoración, eran otro rollo de glamour. El menú del día incluía hamburguesas, lasaña o ensalada César. Dios, comenzaba a amar ese lugar más de lo que amaba a su hermano.
Que te jodan, Toni. ¿Tú me alimentas así? No, ¿verdad? Así que ya no te quiero.
Hizo la fila, tarareando una canción en su mente, listo para ordenar algo que saciara su hambre. Tomó la bandeja, eligió el platillo de hamburguesa (pidiendo por favor que le quitaran los pepinillos del demonio que le cagaban la existencia) y un zumito de naranja. Ya con su bandeja en brazos, echó un vistazo a las mesas para buscar una desocupada en la que acomodarse.
Caminó a una, siendo consciente de las miradas en su persona y se sentó. Comer era un momento sagrado, hacerlo en paz una dicha.
A la mitad de su hamburguesa, un chico Omega también buscaba lugar en el que sentarse, sin resultados. Era tierno, tímido, no hacía contacto visual con nadie. Tenía que adoptarlo sí o sí para evitar que estuviera solo, así como Horacio lo había adoptado a él.