Sorpresa.

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La noche era demasiado fría, la calle era demasiado ruidosa para poder siquiera tener un pensamiento, los zapatos de Ae se encontraban mojados, todo gracias a lluvia que se apoderaba del cielo, el infierno dentro de Ae era algo que no calmaba ni con la gotas frías que recorrían su cuerpo, la impotencia de no tener nada a su control lo mataba, el saber que el hombre que ama, ahora está con alguien más, todo absolutamente todo, estaba mal, ahora estaba seguro de perderlo, ahora estaba seguro que Pete estaba con Fighter por amor, cuando el despertó pregunto el y no por Ae.

La mira que le dedico Pete a Ae no fue la que esperaba, correr ya no lo servía, correr lo hacia pensar en Pete, la lluvia era lo único que lo hacia sentir vivo, vagar sin rumbo se le estaba haciendo un hábito.

-Eres un estúpido Ae, eres un tonto -Ae grito mientras caminaba en una calle totalmente solitaria.

- Duele, Duele mucho, Mi Pete, mi pequeño y dulce Pete - Las lágrimas que el derramaba se desvanecen con la lluvia.

De pronto un coche se detiene junto a él:

- Mi querido Ae, mírate, vamos a casa, te puedes enfermar. - La dulce voz, era muy conocida para Ae, la mamá de Pete lo vio caminando bajo la lluvia.

- Ae sube.

El chico se inclina haciendo un wai.

-Señora mojare su auto.

-Vamos a casa- Sube, te puedes enfermar.

Ae subió sin más y comenzó a temblar, estaba tan cansado, el silencio reino, la mamá de Pete sabia que el solo quería estar callado, cuando llegaron Ae no quería entrar pues los recuerdos lo invadieron.

-No te preocupes, mi hijo no vendrá hoy, el se quedará en el hospital, lo estarán cuidando bien -un silencio incomodo reino.

-Sube al cuarto de huéspedes, ahí te puedes bañar, yo te llevaré ropa limpia.

- Gracias.

Pasado unos minutos, la mamá de Pete se encontraba en una preocupación muy grande porque no encontraba la ropa de Ae, pues ya había sido devuelta a su casa, tuvo que dejar la pijama de Pete, mientras Ae se bañaba, ella le indicó que se quedará a dormir y se pusiera lo que le había dejado en la cama, su ropa mojada la podía dejar fuera para que la lavaran y secaran, Ae contesta con aprobación.

- ¿Qué es esto? - No podía creer que se pondría algo de Pete. 

Sin protestar se lo puso y se dirigió a la cama y comenzó a dormir con el sentimiento de estar tan cerca de su amado Pete.

- Son las 9 de la mañana ¿Cómo pude dormir tanto?  Mi ropa...

Mientras él bajaba las escaleras en busca de su ropa, la puerta de la entrada se abrió y vio entrar a dos chicos tomados de la mano, él no sabia que hacer, pero era demasiado tarde para poder huir de ahí. 

Los tres estaban confundidos, de la voz temblorosa de Ae se escucho:

- Ya me voy, solo busco mi ropa.

- Buenos días - Pronuncia la mamá de Pete, traje anoche a Ae lo vi caminar bajo la lluvia, los dos que recién entraban no dijeron nada.

- Tu ropa está seca Ae, puedes cambiarte y acompañarnos al desayuno, sigues siendo mi invitado después de todo.

- No, gracias, tengo cosas que hacer - Pronuncio Ae.

- Esta bien, no te obligaré. 

Mientras el se alejaba de la sala, la mamá pregunta

 - ¿Te sientes mejor? 

- Sí mamá.

- Gracias Fighter, por cuidar a mi hijo.

- Mamá basta, subiré a mi cuarto. 

Fighter y Pete suben al cuarto del chico que recién era dado de alta.

En el cuarto reino el silencio, Pete se acuesta y escucha un ruido extraño que emanaba del estomago de Fighter, llevaba muchas horas sin comer, las risas se apoderaron de aquella habitación.

- Baja a desayunar, apúrate.

-  Pero te quedarás solo, no te preocupes, quiero dormir.

- Bajaré muy rápido, regreso en un momento, pero oye, tengo miedo, no he visto mucho a tu mamá.

-Es tu oportunidad, corre, tengo sueño.

- Está bien, regreso enseguida. 

Figther tiene tanto miedo de estar sola con la mamá del hombre que ama que se había olvidado de la presencia de Ae, de pronto los dos se encuentran frente a frente, el ambiente se vuelve tenso, los dos se ven fijamente a la cara, ninguno de los dos se mueve, ambos se encuentran sumamente inmersos en sus pensamientos, eran tan similares, seguramente si la vida no les jugara esta broma hasta podrían ser amigos, uno loco por el futbol y el otro por el basquetbol, ambos aman ejercitarse y ambos aman a Pete, De pronto una voz interrumpe esa batalla.

- Pasen a desayunar. 

Los dos agradecen y dicen que no, pero el cuerpo los traiciono pues , su estomago hablo antes que ellos, una sonrisa emano de los labios de aquella hermosa mujer.

-La mesa esta servida. 



Cuando nos conocimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora