Capítulo 5

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Hoy por fin el frío estaba dando  tregua, el clima invita a dar un  paseo por el parque , parece un día demasiado hermoso, son las 6 de la mañana y los primeros rayos de sol comenzaban a iluminar  una habitación lujosa, ahí se encontraban en la cama dos chicos sumamente hermosos, sus cuerpos permanecían demasiado unidos, este escenario invitaba a querer seguir ese momento, el silencio es interrumpido únicamente por un ligero sonido que emana del chico con piel color porcelana, quien comienza a abrir los ojos lentamente, un fuerte dolor de cabeza se apodera de él, como reproche de su cuerpo por la cantidad de alcohol con la que lo inundo la noche anterior, el sentimiento de estar a punto de quebrarse en pedazos lo embarga en cada rincón, hoy tenia que pagar la sentencia por sus acciones anteriores. Tras terminar la lucha con sus ojos por fin se abren del todo, de pronto cada dolor de su ser se ven olvidados, por que una figura conocida se encuentra en la misma cama que él.

Recuerdos fugaces de la noche anterior se adueñan de su memoria, salir corriendo era lo único que quería hacer, pero el hecho de que era su habitación y la odisea que implicaba moverse le impidió siquiera maniobrar con las piernas, mientras él se inunda en los sentimientos de culpa y vergüenza, el cuerpo a lado de él se mueve con sutileza y una voz conocida se puede escuchar retumbar en la habitación: 

- ¿despertaste? Mi bello novio.-La voz era algo quejumbrosa, pero tenía ese toque de ternura cual novio enamorado, Pete solo puede esconderse bajo las sabanas, teniendo así un casi mini infarto; sintiendo como su cuerpo se congela, la sabana era quien lo protegía de enfrentarse a sus pasadas acciones que era lo único que podía tener en su mente, Pete era tan adorable a la vista del chico quien ligeramente se incorpora poniendo la espalda tras el soporte de la cama mientras observa como Pete era lo más precioso sobre la faz de la tierra e imploraba en sus adentros que esto durara una eternidad, suplicaba con todo su ser que esto se repitiera cada mañana, amaba tanto a Pete que podía renunciar a todo menos a él, de pronto puede ver como debajo de la sabana que cubría a su falso novio dejaba ver ligeramente uno de sus dedos del pie, no se consideraba fetichista pero hasta sus dedos eran demasiado para su corazón, el chico vuelve en sí, mueve la cabeza como quien retira una mala idea y le dice a Pete:

- ¿Ahora te escondes?,  Ayer querías arrancarme los labios y aprovecharte de mí, un chico bello y tímido. -Pete aun en la protección de aquella sabana comenzó a ver sus acciones de la noche anterior con mucha más claridad, demasiada, mas de lo que el quisiera, no podía creer todo lo que había hecho su cuerpo comienza a calentarse, pero por lo vergüenza que sentía ahora, por extraño que pareciera no se sentía incómodo, sentía su corazón palpitar con timidez y calidez, hace mucho que no sentía la paz de estar en cama y no pensar solo en que estaba a punto de dejar esta vida.

- Pete ¿puedes salir de tu escondite? -Pete niega bajo la sabana, no podía ver a aquel chico porque era demasiado vergonzoso para él, había besado sin parar a alguien, no podía procesar como es que parecía que alguien más se apodero de su cuerpo, aunque una pequeña parte de el le había encantado esa sensación, por lo menos eso quería creer,  pues  una voz suplicante le pedía que saliera de la seguridad que la sabana le proporcionaba para así poder afrontar esto que estaba comenzando a sentir, así que tomo todo el valor que aún tenía guardado y se retiró la sabana, su bello rostro por fin pudo ser vista por el chico locamente enamorado de el.

- ¿Qué es eso? –pregunto Pete

 –Es mi corazón, que te lo doy a ti- dice el chico- un anillo es colocado en el dedo anular izquierdo de Pete, mientras una sonrisa emana del chico quien en su mano izquierda también había un anillo, Pete ve ambas manos, y aun con el rostro de confusión, sonríe y dice:

- ¿sabes lo que significa? 

- Claro que lo sé, Pete, ahora estoy comprometido a amarte todos los días de mi vida y eso me hace tan ¡feliz!- el chico toma un respiro y dice:

- Pete puedes quitarte ese anillo, no quiero obligarte a nada, yo siempre lo tendré porque ahora y siempre serás el dueño de mi corazón. El joven se levanta de la cama, sin decir una palabra más se dirige al baño, mientras eso pasa Pete solo puede contemplar sus manos sin decir una sola palabra sus lágrimas comienzan a salir sin ningún aviso a la vez que en el baño el Joven también comienza a llorar tratando de que Pete no escuchara, como su corazón y el se desmoronan, estaba comenzando a sentir que se convertía en el mismo chico egoísta de siempre, sentía que ahora su amor por Pete era mayor cada día, al principio pensó que solo estaba supliendo a alguien en su corazón, pero ahora sabia que eso no era cierto y eso lo hacia sentir culpable, porque Pete se parecía tanto a el, las lagrimas no dejan de caer, como pudo prendió la regadera con la esperanza de que su amado Pete jamás lo escuchara y mucho menos lo viera así.

Pete comienza a dar pequeños pasos para tomar un poco de aire y un vaso de agua, sentía que su cuerpo estaba comenzando a disecarse por dentro, la resaca no lo dejaba pensar por completo, aunque el había disfrutado cada gota de licor, después de sobrevivir ese despertar tan vergonzoso que termino en una dulce propuesta pero con sabor a pesar, pues no sabia que hacer, si, es cierto, no puede engañarse así mismo, el chico que despertó a lado de el, esta comenzando a hacerlo sentir  vivo, pero tenia miedo de que solo fuera el miedo a la soledad y a que sus últimos días estuviera solo, no quería ser egoísta, no podía permitir hacerlo sufrir pues el era lo que iluminaba sus días últimamente. 

- La vida parece demasiado difícil ¿verdad Pete?, ¿Puedo ser egoísta por una vez?, -el chico respira profundamente y deja salir lo que su corazón le estaba dictando.

- La vida puede ser difícil, pero si estas con la persona correcta, siempre es mejor, puede que después de una tormenta, no siempre existe calma, pero en algún momento se detiene, así es la vida, no siempre es tan mala, a veces solo hay que esperar a que todo se detenga y comencemos a esperar la calma, un arcoíris, que las flores comiencen a florecer,  y que todos los que pararon comiencen de nuevo a caminar. - Pete da un suspiro, mientras el joven siente como su corazón se detiene, pues ve que Pete tiene el anillo puesto y con el dedo pulgar de la mano derecha  toca con demasiada delicadeza el dedo anular izquierdo que porta ese bella pieza de joyería que significaba tanto para el Joven.

Cuando nos conocimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora