Parte 10: ¿puedo ser yo?

176 23 7
                                    

Ae se retira de aquella habitación que alguna vez fue su hogar, donde fue tan feliz tantas veces, donde lloro en algunas otras ocasiones, Ae se lamentaba en sus adentros por todas las decisiones que había tomado, mientras da su último paso de ese lugar al que llamo hogar se podían oír pasos por detrás de él, una vez que se retiró Ae el joven cerró la puerta lo más rápido posible, cual fue la sorpresa al ver a Pete desvanecido en el piso, quería gritar por la impotencia , se encontraba nuevamente a ese hombre guapo tirado en el suelo tan lamentablemente .

-Pete, Pete ¿Estas bien?casi grita suplicante.

-Sí, estoy bien, solo estoy cansado. - una voz tan tenue se podía escuchar de Pete.

-Te llevare al hospital. - Pete niega automáticamente.

-Estoy bien, ¿me puedes ayudar a llegar a mi habitación?

-Está bien, pero me quedare a vigilarte esta noche – sin darle tiempo a que Pete conteste, lo levanta del suelo y lo lleva a donde intuye es su habitación.

-Que linda habitación, aunque odio la decoración, tenemos que tirar todas esas fotos con Ae, tendrás que reemplazarlas con nuestras fotos – Aunque el joven se escuchaba muy seguro en sus adentros el temblaba por lo que decía tenía miedo de dañar a Pete, lo acomoda en la cama con ternura.

- Creo que fui demasiado duro con Ae –pronunció Pete.

El joven se sorprendió por lo que Pete recién pronuncio, se sentía tan triste por escucharlo decir ello, estaba seguro de estar algo loco, porque sentía de pronto una opresión en su corazón, algo comenzaba a surgir muy dentro de él, odiaba ver así de débil a Pete por un chico que solo jugo con él.

- ¿Ae estará bien? –exclamo con preocupación Pete.

- ¿Tu estas bien? – Pregunto el joven.

- Si, no te preocupes.

- Eres un tonto Pete ¡ no me ves! soy invisible para ti, estoy sufriendo por ti, sé que soy un loco y que recién te conozco, pero me preocupo por ti- Pete se queda sin decir nada, luego de unos minutos Pete dice:

- Sabes, tengo un hermano en Alemania al cual amo, ahora es un adolescente muy lindo, no soy hijo único, mis papás se divorciaron y mi padre se volvió a casar, su esposa es buena conmigo, que lamento que mi abuela no la acepte, mi abuela ama a mi madre –se detiene por un momento intentando no llorar- y ellas dos solo me tienen a mí. Tengo miedo de morir, tengo miedo de dejarlas solas, de dejar a mi hermano y de dejar solo a Ae. Hace un mes que supe lo de mi enfermedad, no quiero preocupar a nadie, tengo tanto miedo, tanto miedo que solo puedo llorar.

El joven no podía pronunciar palabra alguna, sentía como las lágrimas no dejaban de caer y su pecho dolía, sentía un intruso en su garganta pues dolía tanto más allá del común nudo en la garganta, el abrazó a Pete.

-Pete está bien tener miedo, estaba bien llorar, pero no está bien el que pienses que estas solo, tu ahora me tienes a mí.

- No es así, no te tengo a ti, tampoco tengo a nadie, estoy solo, eso lo entendí hace un mes, quiero estar solo, no quiero que nadie me vea morir.

- ¿Qué rayos pasa por tu cabeza Pete? Despierta el mundo esta jodido para todos, tu puedes luchar, quieres rendirte sin dar batalla, no dices amar a tu hermano, a tu abuela, a tu madre .... Y – respira profundo – Amas a Ae ¿verdad?

- Si, lo amo, pero no quiero que él me vea así.

- Después de todo lo que te hizo aun así lo amas.

- Si aún lo amo – pero el merece ser feliz, creo que el ya no me ama, por eso lo dejo en libertad, no quiero ser una carga para él.

- ¿Crees que esto es una linda novela Pete? – Se escucha un tono de molestia- Donde tú eres el lindo protagonista que está lleno de desgracias, ¡despierta Pete! aquí todos debemos luchar por uno mismo y por lo que se ama, yo luchare contigo, pero tú tienes que hacerlo por ti mismo, no por nadie más- se detiene por un momento- tienes una bella sonrisa, la vi ligeramente, cuando comías en el restaurante, sabes lo feliz que fui, quiero verte sonreír ¡por favor! –las lágrimas no dejan de caer, el golpea ligeramente a Pete.

-Oye, me estás haciendo llorar y aun no se tu nombre- algunas carcajadas se escucharon.

- Mañana te lo diré, por ahora tenemos que dormir, sabes que en estos días cargue a mi novio y te tengo que confesar que parece delgado, pero pesa demasiado- Pete contesta- de seguro tú eres un debilucho.

Ambos se rieron y la habitación se quedó en silencio, ambos se encontraban tan cansados que se quedaron dormidos, Pete en la cama y el joven sosteniendo la mano tan suave de Pete a la orilla de la cama, mientras tanto Ae se encontraba en la puerta que se había cerrado hace unas horas esperando a que alguno de los dos saliera.

-Pete ¿puedo ser yo tu novio nuevamente? – Exclamo tan despacio que solo se pudo escuchar así mismo.

"Pete, te amo" "Te amo con locura" "déjame explicarte, por favor"

Mientras se decía eso en su mente, se quedó dormido a fuera de su antiguo hogar, afuera del corazón de Pete, se despertó y entendió que ninguno de los dos saldría de ese lugar, se dispuso a salir de ahí.

Ae marca a un número de teléfono.

-Cumplí con lo que se me pidió.

Cuando nos conocimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora