|•Capítulo 17: Llévame al pecado🥀|

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-Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén- recita con angustia y continua -Señor perdóname por haber sucumbido al pecado...Estoy muy arrepentida porque cedí al deseo y mencioné tu nombre en vano, como penitencia haré ayuno todo el día y rezaré por tu perdón.

Mientras la rubia continuaba confesándose en voz baja y arrodillada frente a su cama, Jano estaba en la cocina hablando por teléfono.

-No me importa cómo harás para hacerlo pero si al llegar veo un solo guardia o una cámara de seguridad encendida te prometo que coseré tus párpados y cortaré tu lengua ¿Entendiste?

-Sí señor, como usted ordene- respondió el nervioso pelirrojo desde le otro lado.

-También quiero que envíes un equipo doble para resguardar mi casa mientras no estoy. Lo necesito en 5 minutos así que apresúrate.

El pelinegro cuelga la llamada molesto. No había podido dormir en toda la noche y aunque estuviera acostumbrado esta vez no paraba de tener alucinaciones con su familia muerta o con Sofía molesta, esto último lo tenía más inquieto. No le agradaba para nada estar en malos términos con su hermosa  y angelical chica, por lo que ahora haría una acción que esperaba que le agradara.

Revisando que tuviera todo lo necesario en su mochila la colgó en sus hombros y arregló su chaqueta de jeans. Ahora había decidido dejar guardado su traje y vestir de manera casual para parecer "un chico normal" cuando fuera al hospital y de paso convencer a Sofía que haría una buena acción.

"¿Sientes como te tiemblan las manos? Eso es abstinencia de asesinatos"

"Es hora de saldar cuentas Janito" escucha la risa macabra de él mismo distorsionarse hasta volverse una más grave, igual a la risa del único pariente vivo que tenía.

-Deberían agradecer la existencia de Sofía, sin ella me hubiera reventado el cráneo contra una pared hacía mucho para poder dejar de escucharlos- gruñe mientras se dirige a la habitación de la mencionada y continua balbuceando groserías.

Al llegar frente a la puerta respira con calma y cierra los ojos por un momento, al abrirlos sonríe de la manera más inocente que puede mientras golpea suavemente la madera frente a él.

-Pasa- responde Sofía sin emoción.

-Buenos días Sofi- ingresa a la habitación y toma asiento en el borde de la cama.

-Buen día- ella está de espaldas mirando hacia la ventana, el paisaje es lindo pero su expresión es de tristeza.

Los sentimientos dentro de su pecho eran preocupación hacia Jano por su condición psicológica, miedo hacia Arlet por su paradero desconocido y nostalgia por su única amiga en el convento.

-Después de pensarlo mucho, decidí hacerte caso...- comienza él, la joven reacciona y se acerca con esperanza.

-¿Arlet volverá?

Jano niega, decepcionando a la chica que también se sienta en la cama y mira su manos con desinterés.

-Iré a ver a mi tío.

-¿Hablas enserio?- su brillo esperanzador regresa y abraza al joven con orgullo -Me alegro muchísimo Jano, hacer las pases con él seguro purificará tu alma.

"Pobre cosita inocente. Si supiera que sos un maldito y hacer las pases no está en tus planes seguro te manda al corno" ríe nuevamente esa molesta voz que reemplaza a su conciencia.

Llévame al PecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora