|•Capítulo 24: Llévame al pecado🥀|

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Arlet sonríe

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Arlet sonríe. Su felicidad no era por la falta de resistencia del chico, sino porque le causaba gracia que un niño mimado como él se comportara tan valientemente.

"Sangre...sangre....Sangre"

Ante los ojos de su víctima la joven se despoja de la sudadera que cubría su delgado y descuidado torso. Los cabellos color pálido son acomodados en un moño desordenado. El siguiente paso fue sacar del interior de las calcetas su cuchillo favorito.
El chico cierra los ojos al mismo tiempo que el resto de su cuerpo se tensa por el inminente peligro. Se estremeció al sentir el dulce aroma de perfume femenino mucho más cerca de él, segundos después sus lentes fueron retirados. Esto hizo que abriera los ojos incómodo.

-No veo bien sin ellos.

-No necesitas ver para lo que haré- sin cuidado alguno arroja el par de gafas a la cama -Además te ves más sexy sin ellos...Emma- sonríe.

"Morirás pero al menos será en a manos de una chica con linda sonrisa" se intenta consolar a sí mismo.

Sentándose como la última vez sobre sus piernas, Arlet da uso del cuchillo rasgando en dos la camiseta.

-Podrías soltarme para desnudarme, sería más sencillo...- sugiere mirando fijamente al arma blanca.

-Cierra la boca o te callaré de una forma muy dolorosa- susurra concentrada en ahora retirar el cinturón de su pantalón.

El chico comenzaba a sentirse cada vez más intrigado y a la vez asustado. Era la primera que una fémina se comportaba de manera tan atrevida con él.
Esperó que sus pies fueran liberados para poder retirar el resto de prendas, pero su victimaria tuvo otros planes. El cuello de Emmanuel se vio apresado ahora por su propio cinturón, el cual Arlet ajustó al límite de estar ajustar un poco pero no demasiado como para ahogarlo en ese instante.

-Arlet...Espera. No puedo...- intento moverse con la esperanza de sacarla de encima. La falta de aire pronto comenzaría a ser desesperante.

"Mira como se mueve. Igual que un pececito fuera del agua"

Para acallar sus quejas lo comenzó a besar ferozmente. A él beso le estaba gustando pero la sensación de ahogamiento aumentaba lenta y tortuosamente. El sabor a cerveza y chicle de la boca de ella invadió la lengua de Emmanuel en el momento en que el cuchillo dejaba un pequeño corte en su mejilla derecha.

La adolescente se alejó, no sin antes morderse el labio, para tener mejor vista de lo que hacía; Mientras tanto el chico echaba la cabeza hacia atrás intentando abrir la boca e inhalar aire. Su rostro comenzaba a tornarse rojo.

-Te ves tan lindo así- continuando su juego lo toma del cabello y acercándose nuevamente lame la sangre que comenzaba a salir del rostro del muchacho -Shh no te muevas, acabo de empezar.

Los besos bajan hasta llegar a sus tonificados brazos. La punta del metal afilado hace contacto con la piel por segunda vez. Ahora ella dibuja una pequeña pero profunda "A" en honor a su inicial.

Llévame al PecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora