|•Capítulo 12: Llévame al pecado🥀|

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A la mañana siguiente, la rubia despertó más tarde de lo normal

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A la mañana siguiente, la rubia despertó más tarde de lo normal. En el convento a las seis de la mañana ya debían estar todas cambiadas y listas para las tareas del día, pero esta vez el cansancio le ganó y se quedó unas horas más en la cama.

Sentándose en la cama refriega sus ojos para acostumbrarse a la luz, parece que alguien había abierto las cortinas y, al extender sus brazos por las sábanas, notó que sobre la cama había una bolsa de color rosa con la mitad de una hoja pegada en ella.

"Buenos días, Sofía. Te compré estos obsequios., sé que solo el libro te gustará, pero el teléfono lo debes encender y aprender a usar, mi número está en él por si necesitas de mi ayuda o yo estoy a punto de explotar y necesito escuchar tu voz. Volveré mañana así que pórtate bien.

Te amo. Jano.

Pd: nunca me cansaré de verte dormir.

Pd2: debajo de mi cama tengo una caja donde oculto cloroformo, unas cinco gotas del frasco transparente serán suficientes en cualquier bebida si necesitas dormir a Arlet"

Al leer lo último inevitablemente empezó a reír.

De la bolsa sacó una Biblia, continuó sonriendo encantada, la suya ya estaba con la tapa desgastada y algunas hojas dobladas en las esquinas para marcar algunos versículos que le habían gustado más que otros pero por supuesto no la había traído con ella en el momento del secuestro. Prosiguió abrir la pequeña caja de color gris, examinó el celular de último modelo en ella y buscó el manual de él para leerlo.

Estaba a mitad de lectura cuando la puerta fue abierta.

-¡Rubia, aquí llegó tu niñera!- celebra y corre hacia la ventana para abrir las cortinas.

-Genial- sonríe ella con gracia -Me alivia saber que tendré tu compañía.

Alegremente se tiró encima de la cama y miró con curiosidad las nuevas pertenencias de la ojiverde.

-Veo que Jano hizo de Santa- toma el aparato entre sus manos y silba con sorpresa -Y al parecer te portaste muuuy bien este año, lindura.

Sofía acariciando la tapa del libro ignoró el sarcasmo de su amiga para divagar en sus pensamientos.

"¿Por qué Jano se toma tantas molestias conmigo, cuando al mismo tiempo con las demás personas es distante y cerrado?"

La pregunta tiene una clara respuesta, que muchas veces le aclaró el pelinegro, pero no podía evitar pensar ¿Qué sería de Jano si fuera bueno con todo el mundo? Su infancia fue tormentosa e hizo que su carácter de forjara a base de rencor, pero amor por solo una persona: Sofía.

-Arlet- interrumpe toda aquella palabrería que la joven no escuchaba por falta de atención.

-¿Qué?- dice con la mirada fija en el celular.

-Hay que ayudar a Jano.

Arlet, quien muy interesada en el teléfono móvil de su amiga investigaba su contenido, la miro y se echó a reír.

-¿Alguna vez te escuchas? Una persona normal que es secuestrada estaría intentando escapar o deseándole la muerte a su secuestrador, pero tú solo planeas ayudarlo.

Reflexionando sus palabras, la rubia miró hacia otro lado. Arlet, al darse cuenta que fue demasiado directa, toca su hombro.

-Ey...lo siento. Solo es que me sorprende que tu nivel de bondad sea tan alto como para perdonar que tu amigo de la infancia te tenga encerrada.

-Él lo hace porque soy la única persona que él siente que lo quiere- reflexiona en voz alta -Pero quiero que entienda que esto está mal y pueda así encontrar la paz que tanto necesita.

-Parece que no solo tienes aspecto de ángel, sino que también actúas como uno- sonríe ella ante el cumplido.

Entre tanta charla el vacío estómago de Sofía resonó, recordándole que todavía no había comido nada. Las dos jóvenes arreglaron la cama y bajaron a desayunar, la rubia con su nuevo celular en mano.

-Te preparé mi especialidad: jugo de naranja y pan con mermelada- dice Arlet con orgullo.

-Es más de lo que como habitualmente.

Tomaron asiento y desayunando la peligris le dio una clases a Sofía de cómo es el manejo de un celular, los pros y los contras, lo que debe hacer y lo que no le gustaría  a Jano que hiciera. Luego de un rato ya se tomaban fotos, intercambiaron números y reían juntas, hasta que el celular comenzó a sonar.

Sofía recordó las indicaciones de su "profesora" y respondió.

-Hola- sonrió emocionada al escuchar la voz del otro lado.

-Hola Jano. Gracias por los regalos, me gustaron mucho.

-Me alegro, esa era la intención. Veo que Arlet ya te enseñó a usar el celular.

-Sí, algo así...no es muy difícil.

La nombrada, que estaba lavando los trastes usados corrió hasta su amiga y le arrebató el aparato de las manos.

-Ey ¿por qué nunca me compraste un celular a mí? ¡tienes suficiente dinero para comprarme cinco!- chilló indignada.

-Tú también tienes dinero, aunque no me interesa de donde lo sacas, podrías comprarte lo que quisieras si no gastaras todo en tus...juguetitos- comenta con fastidio -Ahora dale el celular a su dueña, quiero escuchar su voz no la tuya.

Ofendida dijo un par de groserías que a Sofía no le agradaron para nada y le pasó nuevamente la llamada.

-¿Qué estás haciendo?- indaga curiosa.

-Trabajo, nada interesante...siento que tengamos que pasar tan poco tiempo juntos, es solo que esto me demanda mucho tiempo y decir "no" en estos casos no es un opción. Pero te prometo que después de este trabajo pediré unas vacaciones.

Sofía, en vez de alegrarse por la noticia, frunció el entrecejo.

-¿Estás haciendo algo...ilegal?

Antes de que el pelinegro contestara, Arlet, pegando la oreja al celular para escuchar la conversación, asentía con rapidez.

-Sabes que a ti no puedo mentirte...- suspira -Sí, es algo ilegal pero no pidas detalles, hermosa. Lo que único que debe importarte es que mañana tendremos una cita.

-¿Una...cita?- mira a su amiga con confusión.

-Sí, una cita.

De fondo se escucharon algunos gritos agudos y unos golpes cercanos, que asustaron a la rubia pero hicieron que Jano tuviera que acortar la conversación.

-Ya debo irme, hasta mañana. Te amo- susurró apresurado.

-Adiós...

La llamada es finalizada, dejándola frustrada por lo que mira a Arlet con desgana.

-Bueno, ya tenemos algo que hacer: buscarte ropa que te guste para la cita.

-¿Tú cenarás con nosotros?- pregunta emocionada.

-Ay no- empieza a reír -Si necesitan un violinista que él lo contrate y listo. Pero si te refieres al sexo, yo nunca he participado en un trío...aunque me gustaría hacerlo contigo, Jano me corta mis extremidades antes de que siquiera te vea desnuda.

-No comprendí, pero okey- ríe ella ante la cara graciosa que hacía su amiga.

Llévame al PecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora