|•Capítulo 28: Llévame al pecado🥀|

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La luz parpadeante de la habitación estaba molestando de sobremanera a la joven. Quería irse en ese preciso instante. Estaba incómoda, inquieta, ansiosa, y asustada.
Todas las emociones que podrían hacer que alguien en soledad se volviera loco las estaba experimentando Sofia en ese momento.

-¿Con que no dirás nada? Podemos estar aquí toda la mañana, y hasta la tarde si gustas- comenta el oficial Archie para luego darle un sorbo a su café negro.

El hombre era conocido por tomarse con calma sus interrogatorios. La mayoría del cuartel decía que era una táctica lenta e ineficaz, sin embargo, para él estar en silencio inquietaba a los otros hasta hacerlos hablar.

-Ya le respondí. No se dónde está.

El teniente golpea la mesa metálica con su puño, provocando que la rubia de un pequeño salto en su lugar y cierre los ojos.

-¿Jamás te comentó de otra propiedad a su nombre? ¿Algún almacén abandonado donde él y sus complices se escondan?

Ella niega mirándolo fijamente a los ojos.

-¿No saliste de esa casa, al menos una vez?

Sofia abre la boca para negar, pero titubea.

-Sí lo hiciste- afirma el corpulento pelinegro y se inclina hacia ella -Tu amiga Maria, la monja, nos comentó que fuiste a visitarla hace unos meses. Ella fue una pieza clave para localizarla. Debería hacer lo mismo.

El corazón de Sofía se acelera. Ahora todo tenía sentido.

Los habían encontrado por ella.

-No deberían privarle la libertad a nadie, mucho menos a alguien que no les hizo nada- reprocha mi amiga con enojo.

-María...cálmate.

-No te consultamos lo que debemos o no hacer. Aquí el de las advertencias soy yo- amenazante Jano se acerca -Y será mejor que no digas nada de esto y agradezcas que dejé a Sofía despedirse.

 La rubia niega al recordar el episodio y comienza a llorar. Quería evitar hacerlo, había estado aguantando las ganas desde que subió a la camioneta. Ahora el miedo la comenzaba a sofocar.

Jano le dijo que no le haría daño a su amiga pero ahora con la desesperación e ira por lo ocurrido no sabía si confiar en su palabra. 
Un joven tan inestable como él no se daba todo el lujo de mantener sus promesas.

"Dios no permitas que le haga daño"

-Sofia podemos ayudarte pero debes decirnos lo que sabes.

-No necesito ayuda- habla entre sollozos -Necesito que me dejen ir.

Sus hermosos ojos oliva transmitían angustia, la cual no pasó desapercibido para Archie. Desde que la había visto le llamó la atención su belleza angelical. Incluso llegó a entender todos los rumores que giraban en torno a ella y al enamoramiento enfermizo del "asesino Callister" como lo habían bautizado entre los colegas.

-Jano estará buscándote por mar y tierra. Si sales de aquí caerás en sus garras nuevamente.

-¡Si me quedo los matará!- ahora es su turno de golpear la mesa. Seca sus lágrimas con rapidez, como si quemaran, y lo mira enfadada -¿Dónde está Arlet? Quiero estar con ella al menos, oficial.

-La están interrogando también- cruza los brazos y se echa hacia atrás en la silla -Y en cuanto al peligro que corremos no se preocupe, él no podrá hacer nada. Doblamos la seguridad.

La rubia echa su cabello hacia atrás y suspira.

-Idiota.

El rostro trigueño del hombre se transforma por la sorpresa.

Llévame al PecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora