Capítulo 19

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Miro el calendario. Sábado. He estado toda la semana ignorando a Jace, encerrada en casa. No he ido al instituto y por supuesto tampoco a trabajar. He tenido algún que otro incidente más. Lo único que voy a decir es que la Coca-Cola Light y la magia no se llevan bien. Tengo que reconocer que he echado de menos a Jace, pero ¿Cómo podría explicarle lo que me había pasado con su hermano? Además, seguramente ya se habrá olvidado de mí. O pensará que soy rara. Cualquiera de las dos opciones me sirven.

Pero tengo que salir ya de casa o me voy a volver loca. Me siento en una silla delante del espejo y me maquillo un poco. Había abandonado esta costumbre, pero ya ni me acordaba de lo bien que me sentaba. Hace calor, así que me pongo un pantalón corto algo ancho y una camiseta blanca abierta por los lados. Pongo encima una chaqueta larga y unas Converse blancas. Lista. Cojo la correa de Scooby y le llamo. Viene corriendo y meneando la cola.

-Buen chico -digo mientras le engancho la correa al collar y le doy unas palmaditas en el costado.

Cojo las llaves de casa y salimos los dos. Dejo que Scooby me conduzca a donde quiera. Pasamos por un parque lleno de flores y al final acabamos en la playa. Al verla me acuerdo de Jace y me pregunto si estará aquí. Pero aún así entro. Me quito los playeros y los llevo en la mano. Le quito la correa a Scooby y dejo que corra libre. Voy hasta la orilla y me siento delante del mar. Cuando estaba viva me encantaba. Me paraba a escuchar el ruido de las olas al romperse y veía como se creaba la espuma blanca en ellas. Acababan de nacer y ya habían muerto. Quien iba a decir que yo me iba a convertir en una ola.

Hay gente en la playa, pero muy poca, así que me puedo despreocupar de que me molesten hoy. O al menos eso creía. Estaba observando a Scooby haciendo un hoyo en la arena y riéndome porque se le había formado una montaña de arena en la cabeza cuando una pelota me golpeó la cabeza. ¡Qué daño! La cogí y me preparé para lanzarla al mar extendiendo el brazo hacia atrás. Así el que me la hubiese lanzado tendría que ir nadando a por ella.

-¿Pero qué demonios...?

Pero entonces me giré y automáticamente bajé el brazo. Delante mío había un chico alto y musculoso. Tenía la tez morena y el pelo con mechones rubios, aclarados por el sol. Lo mejor eran sus ojos. Era verdes, un verde intenso. De esos que poca gente tiene.

-No la tires, por favor. Que el agua está fría -me dedicó una sonrisa torcida.

Y entonces se la devolví. Seré tonta. Me estaba ablandando por una sonrisa de un chico desconocido, que ni siquiera era mi novio. Pero había que reconocer que este estaba genial. Me di cuenta de que probablemente se me estaba cayendo la baba así que hablé.

-No... No pasa nada. -le tendí la pelota- Toma.

El chico se acercó y pude ver a lo lejos a otro chico, no tan mono, con una raqueta en la mano. Debía de ser su amigo. El guapo chico rubio se sentó a mi lado. ¡Vaya confianzas! Pero he de decir que me gustó.

-Me llamo Will -me tendió la mano

-Yo Lara -se la cogí.

El que debía de ser el amigo de Will le llamó.

-¿Quieres jugar?

-Eh, pues...

-Venga, ven. No como -dijo poniendo cara de asesino.

Y yo me reí.

-Pero no sé jugar. Y aún así no tengo raqueta.

-Yo te enseño. Tengo raquetas de más. Vamos.

-No sé...

Pero entonces Will se levanto e, ignorando mis rechazos, me cogió de la mano y tiró de mi hacia arriba. Me levanté fácilmente y Scooby, al verme, dejó el hoyo y me siguió. Caminamos juntos hasta llegar a donde estaba su amigo.

-¿Y cómo sé que no queréis matarme? -pregunté.

La verdad es que era un poco imposible volver a matar a alguien. Will y se rió y al poco también su amigo.

-No te vamos a matar. -volvieron a reírse.

-Me llamo Josh -acabó diciendo el otro chico.

Josh era más bajo y de complexión más delgada. Era rubio y tenía los ojos marrones. Era guapo, pero Will mucho más.
Al final, me acabaron dando una pala que tenían de sobra porque pensaban que iba a venir otro amigo. Jugué lo mejor que pude, pero aún así perdí. Luego nos sentamos en la arena, mirando en dirección al mar. Quién me iba a decir que hoy iba a hacer amigos nuevos. Eso me recordó a Mike. Hacía mucho que no hablaba con él. Había venido por casa, pero no había dejado entrar a nadie. ¿Le habría contado Jace lo que era?

-¿Vienes mucho por aquí? -me preguntó Will ofreciéndome una Coca-Cola. La cogí y pegué un trago.

-No mucho. ¿Vosotros?

Esta vez me contestó Josh.

-Solemos venir todos los sábados por la tarde y algún día por semana.

-Mmm.

-Luego vamos a ir a una fiesta -me ofreció Will- ¿Quieres venir?

-Eh, no sé si estaría bien. No conozco a ninguno de vuestros amigos y nos acabamos de conocer.

-No te preocupes. Seguro que ya has ido a alguna de las fiestas de John.

La verdad es que sí que había ido. Y había acabado borracha y conociendo a Harry. Todo esto estaba mal. Pero quería ir.

-¿Puedo pasar a cambiarme?

Sonrío.

-Así estás perfecta.

Cuando el pasado sí importaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora