-Más alto, ¡más alto! -gritaba a pleno pulmón.
El columpio se balanceaba vertiginosamente hacia delante y hacia atrás. El viento soplaba con fuerza contra mi pequeña carita. Mis manos se aferraban a las cuerdas con fuerza para no caerme.
-Ya no puedo subir más -gritó mi padre.
Pero aún así dio con más fuerza, para tan solo complacerme. Las risas brotaban atropelladas de mi boca y me lo pasaba de miedo. Una sacudida hizo que el columpio se desastabilizase. Las risas de mi padre se tornó en un grito. Pero ya era muy tarde. Perdí el equilibrio y al caer me golpeé la cabeza contra una roca. Fue una sensación parecida a la que sentía en aquel momento.
...............
Me desperté en medio de la oscuridad. Tenía las manos atadas. Palpé a mi alrededor como pude, buscando comida o un arma. No había nada. Luego comencé a balancear mi cuerpo, para saber que había a los lados. Entonces me choqué contra algo, algo duro. Ese "algo" emitió un gemido de dolor.
-¿Jace? ¿Jace, eres tú?
Oí una fuerte respiración, seguida de una tos grave y carrasposa.
-Lara -susurró.
¡Era Jace! ¡Era mi Jace! El corazón me latía desbocado en el pecho, amenazando con salir. Un ruido, procedente del piso de arriba, me asustó. La puerta del sótano se abrió y la luz entró a raudales. Alguien empezó a bajar los escalones, lentamente, de una forma tan característica que reconocí al instante. El hombre encendió la luz y pude ver su cara perfectamente.
-¡Mike! -grité. Había venido a salvarme. No tenía ni idea de como había escapado anteriormente, pero aquí estaba. Y eso era lo que importaba.
-Hola, Lara.
Mike se acercó y sacó una navaja para cortar las cuerdas que me apretaban las manos, casi cortándome la circulación. Ojalá hubiera sido para eso. En vez de cortar las cuerdas, me hizo un corte en el brazo. ¿Pero qué demonios está pasando aquí? Mike soltó una carcajada, podía ver fiereza en su rostro.
-Oh, Lara, Lara. Qué ilusa eres. -dijo levantándose del suelo y dando vueltas por la habitación.
¿A qué se refería? ¿Pero qué coño le estaba pasando? Mi expresión era confusa, la suya hambrienta, audaz. Miré hacia Jace con preocupación ahora que había luz. Estaba medio inonsciente, con la ropa hecha girones y sucia. Su cara, llena de polvo y suciedad, mostraba una expresión de dolor que no hacía más que hundirme. Me sentía como un mensaje en una botella en medio del vasto mar. Sin rumbo. Sin flotador. Sin casa. No le quitaba la vista de encima a Jace.
-¿Quieres decir que todo este tiempo me has estado engañando? No has sido mi amigo. Nunca.
-¡Al fin lo has entendido! Pensé que nunca te darías cuenta y, al parecer, estaba en lo cierto. Verás -arrastró una silla por el suelo y se sentó, mirándome fijamente y con la navaja en la mano, dispuesto a atacar-, al principio pensé que estaría bien tenerte como amiga, al fin y al cabo, por mucho que me juntara a ti no me haría menos popular de lo que ya era. Luego empecé a conocerte. Esa forma de perder los nervios, esa obsesión con la cámara, las pintas que siempre llevabas. Que quieres que te diga, gracias a ti no avanzaba mucho en la jerarquía del instituto. Entonces llegó Harry.
Sonrío complacido y giró la navaja entre los dedos, una y otra vez. Ojalá se hubiera cortado.
-¿Quieres decir que no te gustaba? ¿Tanto me odiabas?
Quería que siguiese con la historia, pero no pude evitar preguntarlo. Recorrí de nuevo con mis ojos toda la habitación y al fin estos se posaron en un cristal roto, cerca de Jace. Tendría que esperar a que Mike se fuera. O a que Jace despertara.
-Lara, Lara, Lara. -mostró una sonrisa de superioridad mientras se agachaba ante mí y me regalaba una suave caricia en la cara. Tuve que esforzarme por no vomitar ahí mismo-Pues claro que no. Te odiaba. A ti y a todo lo que tuviera que ver contigo.
-¿Y por qué estás hablando en pasado?
Soltó una carcajada.
-Por dos razones: la primera es que no durarás mucho más y la segunda la descubrirás ahora mismo. No seas impaciente Lara. Siempre odie eso de ti. -me dedicó una sonrisa maliciosa. Su tono de voz me asustaba, despreocupado, sin falta de emoción alguna.- Cuando Harry llegó, inmediatamente se fijó en ti: delgada, baja, rubia, con los ojos más extraños que hubiese visto nunca y rebelde. Te importaba una mierda lo que dijeran de ti, tu seguías a tu rollo, contemplando lo que pasaba en realidad desde ese objetivo tuyo. -todo esto lo había dicho con asco en la mirada, como acusándome de algo que yo había hecho- La verdad, es que nunca comprendí que vio en ti.
-¿Y a qué nos lleva eso? -pregunté impaciente.
-Harry se enamoró locamente de ti desde la distancia, así que habló conmigo para que, de alguna forma, te consiguiese. Al poco tiempo llego Jace, -le lanzó una mirada con tanta adoración que por un segundo pensé que tenía corazón- y me enamoré de él inmediatamente, mientras que lo perdía poco a poco cada vez que estaba contigo. Parecía tan duradero. -su expresión mostraba dolor- Harry me dijo que eras bruja antes de que tú me lo dijeses y eso no hizo más que acrecentar el amor por ti.
-¿Cómo lo supo? Y si de verdad le gustaba que fuese bruja, ¿por qué me quiso quitar el libro dorado?
-A tu primera pregunta responderé que siempre te vigilaba. La segunda es algo más difícil de entender. Ya conoces la historia de por qué Jace fue al sitio equivocado, ¿verdad? -tomo asiento y yo asentí- Pues a Jace le faltaron algunos detalles.
ESTÁS LEYENDO
Cuando el pasado sí importa
Ficção Adolescente¿Qué pensarías si un día llegas a clase y descubres que el chico nuevo ha muerto contigo? Lara parecía que llevaba una vida normal "en la zona del puente" hasta que conoce a un chico con unos ojos pragmáticos: Jace. Su mundo se viene abajo con la ap...