Capítulo 24

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-Me encantan esos pantalones -dice Jace mordiéndose el labio.

Después de haber terminado de comer con Mike, Jace y yo decidimos ir a comprar. Bueno, más bien yo quería ir a comprar. Él sólo aceptó a venir.

-En serio, son... Búa. -dice al ver que no respondo.

-Vale, vale. Ya lo he pillado.

Vuelvo a entrar en el probador, con la cara de pervertido de Jace todavía fresca en mi cabeza. Sonrío y saco de la percha un pequeño vestido corto, con algo de vuelo, amarillo y con un gran cinturón marrón. Me lo paso por la cabeza y mi mirada se posa sobre mi Marca. Tan pequeña, pero tan poderosa. Salgo del probador y veo como los ojos de Jace parecen salirse de sus órbitas.

-Mmm... Es muy.. Sexi

Miro hacia abajo y veo a que se refiere. Es muy corto, más de lo que parecía. Noto como mis mejillas se calientan y se tornan de un color rosado mientras vuelvo a entrar en el probador. Me pongo la ropa que traía cuando entré en la tienda y recojo toda la ropa que he decidido comprar: el sexi vestido amarillo, un vaquero, unos pantalones negros, un par de camisetas y unos shorts. Soy consciente de que me he pasado comprando, pero cuando empiezo no paro. Deben de ser costumbres de mi anterior vida como "guay".

Cuando llegamos a la caja le entrego la ropa a la cajera y saco la cartera, pero Jace me lo impide.

-Deja que te lo pague yo -me suplica con sus pragmáticos ojos.

No quiero ceder y la cajera nos mira con una sonrisa en la cara. Debemos de parecer la típica pareja adolescente. Al final, tras un duro tira y afloja, le dejo pagar la mitad, pero solo porque esta tienda es muy barata. Salimos de la tienda y justo en frente nos encontramos con una heladería. Me encantan los helados. Continuo caminando hacia ella y cuando llego le pido a la dependienta un helado de limón. Mientras que me llena un cucurucho con una bola enorme de limón y a Jace otro, no puedo evitar fijarme en ella. Es anciana, pero supongo que aquí no hay límite de edad para trabajar. Tiene el pelo canoso recogido en un bajo moño y unos ojos marrones que me inspiran confianza. Pero lo que me llama la atención no es eso. El pelo recogido deja al descubierto su cuello, en el que se puede ver una extraña Marca, que parece una luna casi llena.

Ella también es bruja. Durante este mes me he estado sintiendo muy distinta, yo no encajaba con los demás. Pero ahora, he encontrado a alguien como yo. Una bruja, y bastante poderosa por lo que parece.

-Perdona, cielo. Ya está, aquí tienes. -dice entregándome un helado.

Quiero darle las gracias y también pedirle perdón por no haberme dado cuenta; seguro que tiene cosas mejores que hacer, que tener que esperar para darme un helado. Pero no consigo articular las palabras. Esto ha sido mucho para mí en un solo día.

-Muchas gracias -dice Jace por mí- Y perdone.

La señora le dedica una sonrisa protectora a Jace y continúa con su trabajo. Cuando ya estamos lo suficientemente lejos para que no nos oigan, me pregunta.

-¿Qué te ha pasado? -su voz no es más que un susurro.

-¿No lo has visto? -le contesto claramente sorprendida.

-No

-Tenía la Marca. Era bruja, Jace. Era bruja.

Y no pude evitar que una sonrisa
triunfal me apareciese en la cara.

...............

Estábamos todos los en la mesa. Era Navidad y toda la familia cercana nos habíamos reunido. Tenía unos seis años y no podía evitar jugar con la comida.

-Lara, cielo, deja de amputar las patatas en el plato. Eso se hace en la boca. -me reprendía mi madre de su característica forma.

Me daba un asco terrible y cuando conseguí tragarlas no pude evitar que saliesen otra vez por el mismo sitio. En ese momento hubo una especie de terremoto. Nadie lo entendía. En el tiempo no habían dicho nada de un terremoto. Mis padres se miraron preocupados. Mi madre se levantó de la mesa y me cogió en brazos. Me llevó corriendo hasta el baño para lavarme la comida que había vomitado del vestido. Mi pequeña mano se aferraba al cuello de su vestido. Estaba asustada. nunca había visto un terremoto mi vista estaba clavada en la suave piel que dejaba entrever su vestido, ahora que yo estaba cogida a él. Mis ojos estaban puestos en una pequeña Marca circular. Como una luna llena.

.......

Así que era eso. Esa era la razón por la que y era una bruja. Mi madre lo era. También comprendí porque aquel día hubo un terremoto, pese a que en la predicción meteorológica no habían dicho nada. Yo era la causa de él.

Porque yo era bruja.

Y porque mi madre también lo era.

Cuando el pasado sí importaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora