𝙑𝙄𝙄

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Luca ni siquiera parecía sentir el cambio de ambiente cuando Alberto lo llevó al océano, aunque si se veía bastante cómodo, de hecho, su amigo podía jurar que incluso tenía una pequeña sonrisa en sus labios y se estaba acurrucando en sus sueños. Solo sonrió al notarlo, desde pequeños siempre vió a Luca como alguien a quien tenía que cuidar y proteger de todo.

No tardó mucho hasta llegar al pequeño pueblo submarino donde solía vivir el de ahora escamas verdes. Había varios de su especie trabajando y niños jugando, todo daba un ambiente muy tranquilo

— ¡Oh, Alberto! Qué sorpresa —Le saludó la señora Paguro viendo a su hijo y su mejor amigo frente a la entrada de su hogar— ¿Luca está bien? —Su aura cambió de amable a preocupada en un solo instante—

— Si, claro. Sólo se quedó dormido en la arena y pensé que quizás sería buena idea que duerma aquí, su piel se estaba poniendo roja

— Oh, está bien. Pasen

Alberto entró al hogar de los Paguro, ya conocía el lugar así que no había problema. Fue directo a la habitación de Luca no sin antes saludar a la abuela y al padre del mencionado.

Colocó a su durmiente amigo en la roca que tenía como cama ahí en el océano, dándose cuenta de que la pequeña roca donde antes dormía, fue cambiada por una más grande. Sonrió acariciándole su hermoso cabello que ahora estaba azul por su forma de monstruo marino.

El ambiente se sentía algo cálido, aunque Alberto supuso que era por el ardiente sol que había en la superficie y eso había calentado el agua. Pobre ingenuo

El cuerpo de Luca empezó a moverse y estirarse, ya estaba despertándose por fin de ese sueño, pero se sorprendió al encontrarse en su habitación de cuando era niño

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El cuerpo de Luca empezó a moverse y estirarse, ya estaba despertándose por fin de ese sueño, pero se sorprendió al encontrarse en su habitación de cuando era niño. Lo último que recordaba era estar en la playa viendo a Alberto

— ¿Alberto ...? —Llamó levantándose de su roca y yendo hacia la cocina-comedor de su hogar—

Vió a su amigo comiendo animadamente con sus padres y su abuela, parecían ser amigos de toda la vida. Alzó una ceja con confusión, no sabía si la escena de Alberto comiendo alegremente con su familia era tierna o simplemente rara.

— Luca, despertaste —Todos los presentes giraron a mirar al recién despertado ante el saludo del de escamas moradas—

— Deberías tener un mejor horario para dormir, Luca —Le regañó su madre con una mirada seria pero relajada— Por poco y te volvías pez frito

— Eso me hace recordar que Giuseppe volvió a escapar, a veces pienso que sigue buscando a su hermano Enrico —Comentó el hombre adulto mientras comía—

Luca sonrió nerviosamente y se colocó al lado de Alberto en la mesa mientras los adultos hablaban entre ellos.

— Pudiste haberme despertado ¿No crees? —Le habló a su amigo quien se encontraba comiendo—

𝙗𝙖𝙟𝙤 𝙡𝙤𝙨 𝙥𝙚𝙘𝙚𝙨 [ 𝘼𝙡𝙗𝙚𝙧𝙩𝙤 × 𝙇𝙪𝙘𝙖 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora