Alberto no sabía si Luca intentaba ayudarlo o lo estaba torturando por lo que había hecho. No podía evitarlo, ese chico lo estaba volviendo loco al compartir la cama con él, lo encendía de una forma que jamás había experimentado con ninguna otra persona, y ese olor tan único y precioso que desprendía no ayudaba para nada
Llevaban cuatro días compartiendo la cama, cuatro días en los que Alberto llenaba la habitación de suspiros calientes a altas horas de noche. Aún no lo había tocado, sin embargo no sabía cuánto tiempo más iba a soportar, lo único que quería era corromper cada mínima parte del precioso cuerpo de su pequeña perla, su preciosa perla pristina
Su situación no parecía mejorar en nada, al contrario, cada día deseaba más penetrar cada rincón de su ser, dejándole marcas para que todos supieran que ya tenía a alguien que lo amara
Nadie sospechaba de él, todos en el pueblo ya los conocían como "los mejores amigos inseparables" casi hermanos, ni siquiera sus amigos parecían darse cuenta de que cada vez que Luca pasaba, Alberto no podia evitar quedarse embobado mirando su linda figura
Pensándolo bien ¿Qué pasaría si se enteran que en realidad lo acosaba sexualmente? ¿Qué pensaría Massimo? Incluso Giulia, quien ya era su hermana adoptiva y mejor amiga de su amado. Seguro todos lo verían con asco
Todos estaban ciegos, probablemente incluso Luca, y así se debían quedar
Alberto ahora se encontraba regresando de una pesca exitosa junto a su padre adoptivo, mirando el enorme océano pensando en el rumbo en el que había ido su vida. Miró al mayor por un instante, quien veía el horizonte con su típica mirada seria, esperando llegar de una vez al pueblo, quizás. El de piel canela miró de nuevo al agua, siempre había contado con Massimo para decirle sus preocupaciones y dudas, pero este tema no podía hablarlo con él y eso lo tenía sin saber qué hacer
Machiavelli bajó del hombro de su dueño original y fue hacia él, acurrucandose en sus piernas. Alberto sonrió, a veces sentía que su pequeño felino sabía exactamente lo que le pasaba y sentía, lo hacía sentirse bien de cierta forma
- Alberto, ayudame con las cubetas -Le habló el adulto mientras le pasaba dos cubetas llenas de peces. Ya habían llegado a la orilla del pueblo-
- Claro, papá -Sonrió dulcemente, agarrando las cubetas que le había pasado-
Ambos bajaron del bote junto al felino, llevando dos cubetas cada uno. Había mucho más en el bote pero de ellos se ocuparían más tarde
Fueron a dirección a su hogar, ambos estaban hambrientos debido a que ya era hora de cenar.
- Oh ¡Hola! Los estábamos esperando -Giulia los recibió con una sonrisa, dándole un beso a su padre en la mejilla y un golpecito a Alberto en el hombro-
- Hola, apestulia -La miró con una sonrisa burlona al ver la mirada enojada de su hermana- ¿Dónde está Luca? -Preguntó junto con una risita-
- En tu habitación, estaba terminando de desempacar sus cosas, por alguna razón no lo había hecho -Respondió algo curiosa sobre lo que le había dicho su amigo, pero solo concluyó que Luca era distraído- ¿Puedes llamarlo? Muero de hambre
- Oh, está bien -Sonrió, mientras dejaba las cubetas con peces en el mismo rincón donde las dejó Massimo-
Mientras subía las escaleras su sonrisa desapareció. Al parecer Luca aún no se había dado cuenta, pero se sentía avergonzado de lo que le hacia mientras dormía
Dió dos toques a la puerta para avisar su llegada y luego entró, viendo como el menor ordenada su ropa en unos cajones que siempre usaba cada vez que venía. Lo miró a los ojos, los dos chocando sus miradas
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𝙗𝙖𝙟𝙤 𝙡𝙤𝙨 𝙥𝙚𝙘𝙚𝙨 [ 𝘼𝙡𝙗𝙚𝙧𝙩𝙤 × 𝙇𝙪𝙘𝙖 ]
FanfictionEl protagonista de la película vuelve al pueblo de Portorosso en vacaciones como todos los años, en compañía de su amiga Giulia. Ya pasaron 4 años desde todo lo ocurrido en aquel verano donde los tres juntos ganaron aquella carrera y, también ganado...