𝙗𝙖𝙟𝙤 𝙡𝙤𝙨 𝙥𝙚𝙘𝙚𝙨 [ 𝘼𝙡𝙗𝙚𝙧𝙩𝙤 × 𝙇𝙪𝙘𝙖 ]

𝙓𝙓𝙄𝙄

- ¿Seguro? Es que creí que te sentirías más cómodo durmiendo solo.

Alberto estaba demasiado confundido, ¿Entonces lo que él pensó que sería mejor para ambos no estaba en lo correcto?. Llevó su mano izquierda a la nuca, mirando al menor con dudas.

- Si, pero ... -Sus ojos marrones se posaron en sus manos, en donde sus dedos se movían aleatoriamente- Ya sabes, solo vengo aquí para pasar tiempo contigo, y últimamente no lo hemos hecho.

Su océano lleno de culpa estaba teniendo un remolino en este momento, pues todos esos escenarios en donde Luca le deseaba la muerte por lo que le hacía, estaban en un completo y distorsionado caos. No pudo evitar sentirse algo feliz, después de todo Luca no estaba enterado de lo que le hizo mientras estaba dormido, o eso pensaba.

Su mejor amigo no lo odiaba y eso disipaba todo el peso que traía consigo sobre sus malos actos, de algún modo.

- Oh, lo siento -Hizo una pequeña pausa, con la mirada fija hacia todas las facciones del rostro pálido que ahora tenía tonos rojizos más fuertes de lo habitual- Hoy podemos pasarlo juntos, si eso quieres.

El más bajo miró con un brillo en los ojos casi invisible, haciendo que las miradas de ambos chocaran. Luca estaba más tranquilo ahora que Alberto había aceptado pasar tiempo con él, mientras que el moreno no pudo evitar pensar en que sus castaños ojos eran tan lindos e hipnotizantes.

- ¡Bien! Entonces ya no te interrumpo más -Le sonrió dulcemente y cerrando ambos ojos- Nos vemos en el almuerzo - Y se fue caminando a pasos tranquilos, tenía una sonrisa ilusionada mientras lo hacía-

- Si, claro ... -Fue más un susurro, probablemente su pequeño ángel ni lo escuchó, pero era su culpa por haberlo flechado por milésima vez con esos ojos brillantes. Tanto era el efecto que sentía su corazón salirse del pecho-

Se quedó unos segundos viendo su linda figura alejarse, con ese movimiento tímido de caderas que podría observar por horas. Sus ojos se posaron inevitablemente en su lindo trasero moviéndose debajo de ese pequeño short azabache, ¿Era idea suya o le quedaba hasta apretado? Sea como sea se veía muy sexy al imaginarlo así.

- (Mierda ... ) - Maldijo en su mente volteando la mirada ahora hacia el océano y yendo caminando hacia allá, aún tenía trabajo por hacer si quería ganarse ese dinero-

En casa de Guido había descansado como hace semanas no lo hacía, no había tenido ningún sueño raro y no se había levantando de madrugada para ir al baño, durmió como un bebé mimado. El problema fue que cuando despertó, Luca no estaba ahí, eso lo hizo sentir tan incompleto y vacío.

Ay, precioso chico de piel de porcelana, lo tenía tan hechizado con su encanto físico e interior.

Este ni siquiera sospechaba en todas las emociones que le provocaba, caminaba animadamente hacia el muelle pesquero, planeaba ayudar al señor Massimo y a su mejor amiga con la pesquería de hoy

Se lanzó al agua de un salto, transformándose al instante en su forma marina de tonos verdosos y azulados. Nadaba tranquilamente dirigiéndose hacia la zona con muchos peces que él y Alberto le habían dicho a Massimo hace algunos años. En parte era gracias a ese pequeño secreto que el adulto era considerado el mejor pescador del pueblo, aunque ya tenía el respeto desde hace mucho

Mientras avanzaba pudo ver un pequeño bote blanco a motor, estaba quieto y parecía que solo una persona lo ocupaba

Estaba solo, lejos de las demás personas pero no tanto como para no ver al pueblo, se podría decir que incluso estaba escondido

La curiosidad lo invadió y nadó lentamente hacia la superficie, reconociendo el dueño del bote mientras se acercaba cada vez más a él.

Al asomarse casi mata de un susto al chico que estaba ahí sentado, haciendo que se caiga un poco para atrás