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Las vueltas en la cama eran continuas al igual que los pequeños quejidos al no encontrar una posición que lo relajase; no importaba cuanto lo intentara, no podía dormir, aún teniendo la almohada de a quien extrañaba aferrada a su pecho.

- Ugh, tonto, Alberto ...

Se sentía tan vacío por dentro y al mismo tiempo tan desbordado de emociones, eran tantas que podría vomitar.

Ahora que lo pensaba, nunca había dormido solo, incluso desde antes de conocer a Alberto y a Giulia. La último vez que lo había hecho fue una noche antes de la Copa Portorosso en el verano donde se conocieron, y la había pasado tan mal esa noche, tanto que llorar no era suficiente para expresar ese dolor.

Se giró mirando al techo nuevamente, abrazado a la almohada que tenía el completo olor de su amigo de ojos color esmeralda.

Estaba cansado, no sabía qué hora era pero sentía que ya había pasado vario rato solo dando vueltas en la cama. Quería dormir, pero su cuerpo no se lo permitía.

En su mente solo estaba el rostro sonriente de su mejor amigo

Alberto dormía plácidamente en el sillón de la sala principal, con la cabeza recostada hacia el lado izquierdo y un pequeño hilo de saliva bajando por sus delgados labios

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Alberto dormía plácidamente en el sillón de la sala principal, con la cabeza recostada hacia el lado izquierdo y un pequeño hilo de saliva bajando por sus delgados labios. Leo lo observaba detenidamente mientras Guido llevaba los platos y vasos sucios a la cocina

- Es increíble que su piel no tenga ninguna imperfección -Comentó el mayor del lugar con un pequeño brillo en los ojos. Con suavidad hizo para atrás el pelo del durmiente moreno para visualizar por completo sus perfectas facciones-

- La imperfección la tiene en el cerebro -Le respondió el hermano menor de la casa, regresando serio de la cocina- Hay que despertarlo para ir al cuarto -Se paró justo en frente de su amigo-

- Ow, pero se ve tan lindo así -Recostó su hombro contra el mueble, apoyando su cabeza en la mano de ese mismo brazo, aún observándolo como si fuese una obra de arte costosa-

- Le voy a arrojar jugo -Dijo mientras giraba para agarrar la botella de donde habían tomado jugo de pera, aún quedaba un poco de esa bebida ahí-

- ¿Crees que el jugo también lo convierta en monstruo marino? -Ahora vió a su hermano con curiosidad, ignorando lo que había dicho que haría hacia el menor-

- Na, ya lo intenté -Y arrojó la bebida contra el rostro de Alberto, haciendo que se levantara al instante con un pequeño susto-

- ¡Ah! -Le tomó unos pocos segundos analizar en donde estaba y lo que había pasado, Guido frente a él con una botella lo explicaba todo- Gracias, ahora estoy meloso -Lo miró serio pero sarcástico, mientras que con sus manos tocaba su rostro que ahora olía a jugo-

Leonardo rió con un sonido casi inaudible, más pensaba en lo lindo que se veía Alberto en cada expresión que hacía y palabra que enunciaba

- Anda al baño y luego a la habitación, ya vamos a dormir -Le sonrió con un aire de burla para luego llevar la botella a la cocina, en donde la tiraría en el bote de basura-

𝙗𝙖𝙟𝙤 𝙡𝙤𝙨 𝙥𝙚𝙘𝙚𝙨 [ 𝘼𝙡𝙗𝙚𝙧𝙩𝙤 × 𝙇𝙪𝙘𝙖 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora