𝙓𝙄𝙄𝙄

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Mientras la comida se cocinaba, Giulia le sirvió su alimento a los gatitos, quienes seguían afuera. La verdad a Giulia no le gustaba que se quedasen ahí, sentía que morían de frío, pero cuando los trataba de traer dentro de la casa siempre volvían a salir por lo cual tuvo que dejarlo así

Habían 5 pequeños platitos con atún en el suelo, fabricado por el mismo Massimo Marcovaldo con peces que él mismo había pescado; no por nada su negocio era de los más populares en Portorosso e incluso en los pueblos vecinos, ese señor era un maestro cocinando y cazando. Tiene “buena mano” como dirían algunos

Giulia puso un sexto plato con dos peces enteros en él, este era para Machiavelli y su pareja gatuna, esta aún no tenía nombre pero también cuidaban de ella. La escena de la familia entera de gatitos comiendo era muy tierna a los ojos de su dueña

Sonrió y volvió a entrar al hogar, siendo lo primero que hizo, revisar la comida para luego apagar el fuego, ya estaba lista

Un golpe se escuchó en el piso de arriba, alertandola

¿che cazzo ...?  —Habló para sí misma, parecía que uno de sus amigos se había caído—

(¿Qué carajo?)

Se limpió ambas manos con su telantal azul y luego lo colocó en la mesa, yendo directo a las escaleras para averiguar qué había pasado arriba, aunque con pasos lentos

— ¿Luca? ¿Alberto? ¿Están bien?

Parecía que estaban discutiendo, se escuchaban los gritos de Luca y la voz de Alberto en un tono más bajo

Dudó si era una buena idea entrar. No creía que estuvieran agarrándose a golpes, Luca no toleraba la violencia a menos que fuese necesaria, y Alberto nunca lastimaria a Luca

¿Verdad?

Gruñó, las peleas de hombres eran tan ridículas a decir verdad. Finalmente se decidió por abrir la puerta de la habitación de su hermano

— Hey, chicos ¿Qué fue ese golpe de hace rato? —Al entrar las miradas de Luca y Alberto fueron directo hacia ella. Luca parecía recién haber corrido por su vida de un asesino serial y Alberto la miraba seria pero relajadamente— Wow ¿Quién se murió?

Luca la miró intrigado — ¡¿No sientes el olor?! —Habló casi gritando, pues el olor de que había desprendido Alberto era muy fuerte para él y debido a que estaban encerrados, se sentía en cada rincón del cuarto—

Giulia inhaló fuerte y luego exhaló, repitiendo lo mismo más veces ya que no sentía nada — Luca, está bien que Alberto huela a pescado muerto, pero ya deberíamos estar acostumbrados ¿No crees? —Se burló, en un tono sarcástico—

El de falda quedó incrédulo ¿Cómo era posible que no lo sintiera?. Miró a Alberto quién estaba mirando a Giulia con una mueca de disgusto, más al ver que lo estaba observando, chocaron sus miradas.

— O-Olvidalo —Habló, mirando a Alberto pero refiriéndose a Giulia. No iba a dañar la buena imagen que todos tenían de Alberto por algo que realmente no fuese su culpa— Todo está bien, solo discutimos por una tontería

Alberto trató de ocultar su sorpresa con su mirada seria. Estaba muy agradecido con Luca por no delatarlo

— ¿Y el golpe de hace rato? —Preguntó la mujer del grupo, estaba relajada pero tenía curiosidad—

— Me tropecé —Respondió Alberto, dándole una sonrisa fingiendo vergüenza—

— Oh, bueno —Los miró con duda, probablemente ambos estaban mintiendo pero no iba a invadir su privacidad. Por ahora— La cena ya está lista, por cierto

𝙗𝙖𝙟𝙤 𝙡𝙤𝙨 𝙥𝙚𝙘𝙚𝙨 [ 𝘼𝙡𝙗𝙚𝙧𝙩𝙤 × 𝙇𝙪𝙘𝙖 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora