𝙓𝙄𝙄

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Luca tenía una piel tan suave y delicada, tan fina y un color tan blanco con tonalidades rosa, y ahora vestido así, oliendo tan bien; se veía tan vulnerable. Alberto sentía las curvas de Luca al tenerlo abrazado de la cintura

Si, él siempre fue más delgado y delicado, incluso cuando eran niños, por eso sentía que tenía que protegerlo

Acarició lentamente de la cintura a la cadera de Luca, haciendo que este se sonrojara y se pusiera nervioso

— ¿Alberto? ...

Dios, sin duda Luca era mil veces más lindo que cualquier hembra que hubiera conocido en toda su vida, hacía que los instintos que desconocía y trataba de reprimir salieran a flote. Suspiró en su cuello provocándole un escalofrío a su pequeño compañero. Relamió sus dientes sintiendo cómo sus colmillos de su forma marina habían aparecido pero sin haberse convertido. “Eso es nuevo” pensó, aunque no le importó ahora

— A-Alberto, ya sueltame por favor —Sentía sus piernas temblando un poco, sus sentidos estaban a tope. Se sentía atrapado entre los brazos del mayor y sin poder escapar, para este punto él si dejó de abrazarlo y tenía las manos en el pecho del contrario—

Mi piaci così tanto —Le susurró con aquella voz gruesa pero agradable que solo él tenía—

(Me gustas tanto)

Dios, sin duda sentía su corazón apunto de salir por su garganta, como si hubiese rebotado por todo su cuerpo y estuviese a nada de reventar; así se sentía Luca ahora. Cruzó sus piernas haciéndose un poco más pequeño y miró al suelo con la cara más roja aún. Su cuerpo estaba contra él ahora mismo y tener a Alberto tan cerca y sin nada cubriéndole el pecho no ayudaba

Alberto seguía acariciándolo y dándole pequeños besos en el cuello ¿Qué debía hacer? Incluso de la nada el ambiente comenzó a oler rarísimo, era un olor fuerte pero atrayente, como el perfume de hombre más atractivo que hubiese olido pero multiplicado por un millón.

¿Esto era una declaración? ¿Alberto le estaba confesando su amor? Se sentía tan débil en ese momento con tantas preguntas en su cabeza, sin duda pensar de más era algo en lo que es bastante bueno

Recordó aquel incidente de ayer, ¿Acaso estaba volviendo a suceder?

Probablemente quería comerselo de nuevo

Aquel olor combinado con las caricias del macho mayor ponían a su cuerpo en contra de él en cada sentido, aún estaba cuerdo pero sentía que en cualquier instante se iba a derretir

— Alberto ... Déjame —Era como si no lo estuviese escuchando, estaba encerrado en su mundo o demasiado concentrado en su tarea de acariciar sus caderas—

“ Maldita sea, no puedo salir, esto está siendo tan incómodo. ¡¿Eso es un bulto?!”

Se llevó ambas manos a la boca con sorpresa, aunque sus cejas estaban apuntando hacia abajo. Alberto tenía un maldito bulto “ahí”

— ¡Alberto, sueltame de una vez! —Ahora tenía miedo ¿Acaso esa era la razón por la que estaba así? Había aprendido sobre el celo en los animales en Génova, pero nunca se le pasó por la mente algo como esto— ¡Apartate!

Luca forcejeaba con poca fuerza, estaba sintiéndose impotente de que no lo escuchara

Las pupilas verdes del mayor estaban afilados, como si fueran los de un gato. Estos miraron en dirección a la falda de su pareja, quería romperla y ver lo que había abajo

Los ojos se Luca se abrieron de par en par al sentir una presión en su trasero y cómo le jalaba la falda hacia arriba

— ¡Ya déjame! —Gritó con todas sus fuerzas—

𝙗𝙖𝙟𝙤 𝙡𝙤𝙨 𝙥𝙚𝙘𝙚𝙨 [ 𝘼𝙡𝙗𝙚𝙧𝙩𝙤 × 𝙇𝙪𝙘𝙖 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora