— Me alegra que se haya encontrado conmigo, señor Löwe— dijo el ministro Sanz mientras bebía vino.
— Es de mutuo interés nuestro acuerdo— respondió Viktor— pero le advierto que es necesario ser precavidos, Dmitri Casadeus está en el país y anda tras usted— avisó.
El movimiento del vino rebeló el miedo reflejado en temblores del ministro. Viktor no lo culpaba, si él hubiese hecho negocios con Casadeus para luego vender parte de su información, traicionándolo, también se asustaría de ser su presa. Si algo tenía Viktor que concederle a Dmitri es que era un cazador nato, todo al que quisiera muerto lo conseguía.
— Si él llega hasta mí...— dijo el ministro temblando.
— Lo matará— sentenció Viktor— Mi trabajo es evitarlo— afirmó— Ahora hablemos de negocios. Ya tengo en mi poder los documentos que pidió, ¿usted?
— Le abriré las rutas para el comercio de armas en el mercado negro de lujo en mi país, no será un problema— aceptó el ministro— aunque si Dmitri llega a mí...digamos que no se tomó muy bien que yo rechazara un trato en el que pedía lo mismo que usted— opinó.
Viktor no era estúpido y le molestaba que pensarán que sí. Él sabía perfectamente que ese no era el problema entre Dmitri y el Ministro Sanz, Löwe jamás aceptaba tratos de los que no tuviera toda la información previamente estudiada. Claramente que no le iba a llevar la contraria al ministro en ese momento, estaba muy interesado en conseguir el trato.
— Su enfrentamiento será entre él y yo— exclamó Viktor a sabiendas de que Dmitri y él tenían cuentas pendientes— ¿Para cuándo estarán abiertas las rutas?
— En dos días si dejó el país hoy, como lo tengo previsto— le comunicó.
Estruendos y disparos llegaron a ellos, se escuchaban algo lejos pero era en el edificio. Viktor se puso en guardia esperando que alguno de sus hombres le avisara sobre la situación, Nathaniel entró por la puerta exaltado.
— Señor, son los hombres de Dmitri, están aquí.
— Venga conmigo— ordenó Viktor al ministro mientras sacaba su pistola y se encaminaba fuera de la habitación.
El ministro iba detrás de él, salieron a los pasillos pero los disparos estaban allí. Pronto Viktor se vio cubriéndose en la esquina de uno de los pasillos y disparando hacia los hombres de Dmitri al otro lado. La balacera aumentaba, Nathaniel se unió a él desde la esquina de al frente para apoyarle. Había cuatro cadáveres en el suelo, pero todavía había más hombres en pie. Ciertamente Dmitri no había escatimado en hombres y recursos para esta misión.
— Mire, el ascensor— exclamó el ministro contento viendo una forma de huida.
— No, quédese conmigo— intentó detenerlo Viktor pero un disparó frenó su amago. Volteó y disparó, dos cadáveres más. Cuando miró de nuevo el elevador descendía con el ministro dentro y fuera de su alcance y sabía que era poco probable que las cosas mejoraran— Vamos— ordenó a Nathaniel.
.
.
— Mi señor— le informaba Caius, su hombre de confianza y mano derecha— nos encargamos del ministro, pero el señor Löwe se nos escapó.
— Está bien, pronto estará aquí de cualquier modo— respondió Dmitri complacido mientras sostenía el vibrante celular de Robert en la mano, la pantalla se iluminaba con el nombre de Lexie. Sonrió.
.
.
— Señor— dijo Nathaniel a Viktor, quien estaba apoyado en una rodilla al lado del cadáver del ministro.
ESTÁS LEYENDO
Sombras Ocultas
ActionCuentas peligrosas: Libro I (trilogía) La vida de Lexie era un sube y baja de manipulaciones. Bajo el control de un corrupto se vio arrastrada al mundo del que tanto había intentado escapar hacía años. Ahora unos ojos azules turbios y taladrantes l...