Sus compañeras de trabajo no estaban muy contentas con ella y no podía culparlas. No sabían de dónde había salido pues no había plazas vacantes que ellas supieran, se había informado que entre el personal de la empresa se harían entrevistas y revisiones buscando a alguien que fuese el segundo al mando de las cuentas después del contador principal, Nathaniel.
Sin embargo de repente él mismo anunció que acababan de traerla a ella de otra empresa y que tomaría el puesto. Había querido reclamarle a Viktor estando furiosa, pero Nathaniel la hizo cambiar de idea. El hombre tenía un poder de convencimiento muy grande e información que ella requería.
— ¿Cuándo es el cumpleaños de Viktor?— preguntó a cambio de no darle un escándalo digno de dioses cuando llegara a casa.
— En este mes, el 23 de abril— contestó Nathaniel— cumple 36 años— aclaró y Lexie casi se atragantó con su café. Sabía que le llevaba años a ella, pero jamás imaginó que le llevase una oncena completa— ya sé que se ve más joven— le dijo Nathaniel pasándole una servilleta mientras se reía por su reacción.
— ¿Qué suele hacer ese día?— quiso saber ignorando la mirada risueña del mayor.
— Generalmente lo pasa en Heaven’s— contestó Nathaniel.
— Oh, claro, ahora todo tiene más sentido— afirmó Lexie levantando una ceja en dirección a Nathaniel.
— Claro, usted no sabe qué es eso— rió él— Heaven’s es un club de élite exclusivo que el señor posee. Generalmente su cumpleaños lo pasa allí, no por la celebración sino por los contactos. Todo quien quiera hacer negocios con él o reafirmar antiguos tratos, ese es el día.
— Entiendo— dijo Lexie cabizbaja, Nathaniel captó lo que ella sentía rápidamente.
— Igual y podrías celebrarlo con él. Puedo asegurarme de que la noche antes, la víspera, no tenga trabajo o llegue antes a casa por algún motivo— le ofreció Nathaniel, no podía negar que la chica le caía bien.
— ¿En serio?— preguntó entusiasta Lexie. Nathaniel asintió conteniendo la risa que le daba la forma en que los ojos de Lexie habían adquirido ese brillo que antes él había visto en Viktor— entonces cuento contigo. Ah y Nathaniel, es Lexie.
Lexie no se arrepentía por haber cedido en no quejarse con Viktor a cambio de haber tenido esa conversación con Nathaniel, sobre todo porque él mismo terminó ofreciendose a ayudarla. No obstante sentimientos encontrados surgían en ella ahora que estaba ahogada en papeles de contratos, transacciones, inversiones y cuentas de negocios que tenía que entregarle a Nathaniel para que revisara, después de que ella hubiese terminado con estos.
Voy a por café, determinó cuando solo le quedaban los documentos de la última carpeta. Salió de la oficina y caminó hasta la máquina de café, durante su trayecto sintió en su espalda el peso de las miradas de odio de las demás trabajadoras y las de deseo de algunos de los trabajadores. Ignoró conscientemente a todos en ambos casos.
Tomó su café dispuesta a regresar a su oficina cuando escuchó a alguien que se quejaba. Se asomó al pasillo, incapaz de ignorar a alguien que necesitaba ayuda y vio a un señor de mantenimiento cargando unas pesadas cajas fuera del ascensor.
Dejó rápidamente su café en una de las mesitas con adornos que ella no entendía y decoraban los corredores y sostuvo una de las cajas. Verdaderamente eran pesadas, un latigazo de dolor la recorrió desde su herida, pero lo ignoró. El señor puso la caja que sostenía en el piso y tomó la de ella.
— Perdone señorita— se disculpó.
— No pasa nada— dijo ella— todo está bien— el señor le sonrió mientras otro hombre de mantenimiento venía con una carretilla y se llevaban las cajas luego de agradecerle nuevamente.
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Sombras Ocultas
AksiCuentas peligrosas: Libro I (trilogía) La vida de Lexie era un sube y baja de manipulaciones. Bajo el control de un corrupto se vio arrastrada al mundo del que tanto había intentado escapar hacía años. Ahora unos ojos azules turbios y taladrantes l...