— Buenas noticias— dijo Caius apenas entró en la habitación en la tarde poco después del mediodía, ella no debía salir hasta la tarde noche para ayudar en la cocina. Órdenes repentinas de Dmitri que Alexis tenía cero intensiones de desafiar, pero las cosas habían cambiado.
— ¿Qué sucede?— preguntó mientras se incorporaba y él removía el pesado grillete de hierro. Alexis no comprendía qué pasaba.
— Tienes que aparentar sorpresa cuando el señor Casadeus te lo comunique, pero Viktor Löwe consiguió hacer un trato con el jefe y parece que puede que te devuelvan. Aunque no es seguro, el jefe se negó pero es por puro orgullo, puedes convencerlo de lo contrario. Atiende a razones cuando tocan su lado sensible, encuéntralo y presiónalo— anunció Caius.
La felicidad impregnaba su voz, Lexie al inicio no comprendió el peso de lo que le decía, entonces cayó. Un calor sofocante se extendió por su cuerpo ante la realidad que se avecinaba, creyó que sería imposible algún día llegar a esto y sin embargo allí estaban.
— Estaré libre— susurró mirando a la nada.
Estaré libre, con él, pensó más fuerte. Era un mantra que cada segundo adquiría mayor realidad en su cabeza. Lo repitió, era mayor su poder a medida que lo decía. Parecía más bien un cántico repetitivo que en lugar de asustarla le traía felicidad.
Apenas si notó como fueron caminando por los pasillos de la mansión hasta llegar a la habitación de Dmitri, no se dio cuenta tampoco del regular saludo entre ambos jefe y subordinado. Solo volvió a reaccionar ante el mundo externo cuando escuchó a Dmitri hablarle directamente.
— Hablé con Viktor— anunció, Lexie se forzó a poner una expresión de extrañeza mientras le miraba directamente— Viktor consiguió lo que yo llevo más de un mes buscando, las escrituras de una cadena hotelera muy importante para mí. Pidió tu culo a cambio de ellas— rió, Lexie vio la tristeza en esa risa— No pienso darte a él, sería ceder débilmente ante su presencia. Ser el Jefe del bajo mundo de su país no le da derecho sobre mí— desprecio combinado con melancolía eran palpables en él. Lexie recordó las palabras de Caius, Lado sensible.
— ¿Por qué son tan importantes esas escrituras?— Dmitri la miró extrañado ante esa pregunta tan salida de contexto— Siento que no es solo porque esos hoteles te puedan dar dinero o abrir rutas de comercio, creo que estas ligados a ellas por otro motivo emocional o sentimental— habló sutilmente, como quien canta una canción de cuna a un bebé para que duerma. Sentía que cualquier presión haría a Dmitri explotar.
— Perspicaz— comentó Dmitri con una sonrisa triste— mi padre me las entregó para mi vigésimo cumpleaños y las mantuve conmigo por seis años, pero pasé un periodo de nueve meses en la cárcel hace dos años y al salir ya no estaban. Estuve ocupado recuperando el poder perdido y solo ahora he podido remover gente suficiente para buscarlas. Aun así, algo que yo llevó cazando desde que salí de la cárcel, él lo consiguió en nada. Me cabrea.
Alexis observó la expresión enojada y dolida de Dmitri y sabía que era genuina, esas escrituras significaban mucho para él y que se lo contase solo significaba una cosa para Lexie, esa noche estaba débil y ella podía hacerle cambiar de opinión si usaba bien sus cartas.
— Entonces es valioso para ti— aseveró en un ligero tono maternal— Escuché de Katya que en estos días cumplías 30, debe ser duro no poder tenerlos para la fecha en que te fueron dados— intuyó su reacción arisca y se fue acercando a él lentamente— ¿Por qué lo haces?— Dmitri la miró como si ella fuera una especie rara y extinta, pero fascinante en desmedida.
— ¿Qué cosa?— su voz se había vuelto más tranquila, pacífica.
— Yo no valgo tanto, pero esas escrituras sí. Son un regalo de tu padre, ¿Por qué te pones a sufrir a ti mismo cuando la solución es simple?— insistió ella como una maestra regañando a un alumno consentido.
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Sombras Ocultas
ActionCuentas peligrosas: Libro I (trilogía) La vida de Lexie era un sube y baja de manipulaciones. Bajo el control de un corrupto se vio arrastrada al mundo del que tanto había intentado escapar hacía años. Ahora unos ojos azules turbios y taladrantes l...