Capítulo 20 Espías

70 51 13
                                    

Ya eran cerca de la medianoche cuando Lexie terminó de contarle su historia a Hideki, aunque había omitido los detalles morbosos, lo demás se lo había dicho con lujo de detalles.

— Entonces ¿A dónde tenemos que ir ahora?— preguntó Hideki cuando hubo procesado toda la historia.

— Heaven’s— le informó Lexie— por lo que leí esos hermanos Kreigh tienen algún vínculo con el sitio. Necesito chequear un par de cosas, pero sí él está por allí o alguno de sus guardias…

— Que es lo más seguro— intervino Hideki.

— Pueden reconocerme y eso sería un problema. Por eso te necesito. Tira fotos de todos los que entren o salgan y luego ya las analizaré yo— dijo Lexie ignorando el comentario de su amigo.

— Imagino que tú harás de chofer— supuso Hideki.

— Hide no seas malo, sabes que soy mejor en huida que tú— le dijo ella sonriente.

— Vale, vale. Después de tanto tiempo y ya me están dando trabajo— se quejó Hideki— Yo esperaba una borrachera y gritos como fiesta de bienvenida, pero qué le voy a hacer. En fin, vamos.

.

.

Lexie aparcó a unas tres manzanas del lugar, Hide se bajó sigiloso y camufló con la noche, las paredes de los edificios y el entorno hasta que Lexie lo perdió de vista. Consiguió esconderse en el pequeño espacio entre dos edificios justo enfrente al gran club.

No hacía falta ser un buen observador para saber que el sitio era para el tipo de gente que duerme con una pistola bajo la almohada. Su cámara era su mayor posesión, al menos la más preciada para él, develaba cosas que usualmente no verías a simple vista y ese era su trabajo.

Un político famoso por sus aires de conservador y puritano salió del lugar con una chica que tenía edad para ser su hija. Hipócritas, pensó Hide tomándoles una foto y reparó en un detalle al revisarla. En el fondo de la foto algo más era visible, un hombre trajeado, alto, con el cabello oscuro peinado hacia atrás con gel le daba la espalda mientras una mujer muy hermosa se aferraba a su brazo.

Hide amplió el zoom de la cámara y tiró otra foto. La mujer estaba llorando, otra más, se aferraba a la manga del traje del hombre, otra, el hombre se giró. Hide reconoció enseguida quién era aunque no lo hubiese conocido en persona nunca. Viktor Löwe.

Viktor se quitó a la mujer de encima con delicados movimientos, como si no quisiera lastimarla, entonces un auto negro con ventanas polarizadas se detuvo frente a él y desapareció dentro. La mujer se quedó llorando un poco más mientras un hombre aparecía por detrás y la abrazaba. Cuando Hide los vio entrar observó cuidadosamente que nadie lo pudiese ver y se retiró de su escondite con suma cautela. Estuvo en el auto con Lexie en menos de nada.

— Conducir primero, preguntas después— dijo subiéndose rápidamente.

Lexie condujo por unos minutos mientras se alejaban del lugar y aceleró cuando salieron a carretera. No miraba a ningún punto, solo quería llegar al hotel lo más rápido posible. Ambos entraron al hotel escondiéndose detrás de un grupo de turistas que llegaban juntos en ese momento.

Pudieron llegar a la puerta que da a las escaleras sin ser vistos, entonces subieron tres pisos por ellas hasta salir de nuevo a los corredores donde tomaron el ascensor hasta el piso de Hide. Entraron en la habitación y rápidamente Hide fue a por un vaso de whisky.

— ¿Quieres?— le preguntó a Lexie levantando el vaso, ella negó con la cabeza tirando la mochila en el sofá y tomando la cámara.

La encendió y se puso a mirar las fotos. Primeramente no había nada interesante que observar, gente importante gastando dinero en sus vicios con mujeres jóvenes de la industria de la moda, el cine, la música. Su éxito era obviamente mayor en ese mundo que en el artístico, pero si lograban atrapar a algún pez gordo seguro que tendrían un triunfo estelar.

Sombras Ocultas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora