Capítulo 10 Robert

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Sus costillas estaban prácticamente curadas, el dolor no era el mismo, aunque por lo que sabía dolerían por siempre. Eran de ese tipo de fracturas para cargar por toda la vida.

La batalla campal que había tenido que liberar con Viktor para que la dejase salir de su ático y volver a su apartamento era algo que recordaba de vez en cuando, especialmente cuando en las noticias sale:

MMOtheo quebrada.
Löwenterprises se hace con ella.
Viktor Löwe consigue negocio billonario a raíz de las transacciones de MMOtheo.

Había sabido utilizar su ayuda, aunque ahora ella volvía a estar sin trabajo fijo. Él le había ofrecido ir a trabajar a su empresa de forma muy generosa.

— Primero voy y busco a ese tal Dmitri para casarme con él— le había respondido.

Por eso ahora trabajaba de camarera en un restaurante familiar y esto no requería grandes esfuerzos para su dolorosa condición. Además trabajaba para su fortuna sirviendo en la barra de vez en cuando, por lo que ganaba más dinero de lo usual. También había pasado todo ese tiempo atenta por si escuchaba algo sobre una gran masacre en algún lado, pero obviamente el equipo de limpieza de Viktor era eficaz.

— Buenas tardes— había venido varias veces por semana desde que ella había empezado a trabajar, fue la condición para no pagarle a la dueña por la tienda y comprarla.

— ¿Qué quieres hoy?— preguntó ella tajante.

— Tan amable como siempre Alexis— contestó sarcástico Viktor.

— Soy un pan de azúcar, ¿no lo sabías?— rebatió ella con una sonrisa en el rostro, que rápidamente se esfumó al terminó de la pregunta— ya en serio, ¿Qué quieres hoy?

— Café helado estará bien— pidió él.

— ¿Algo para Nathaniel?— preguntó Lexie mientras preparaba la bebida.

— Él se las arregla solo— fue lo único que contestó Viktor.

En silencio e ignorándolo, Lexie continuó con su trabajo mientras Viktor degustaba su bebida, la cual pagó para luego retirarse sin decir nada más. Así era cada vez que venía, aunque Lexie todavía no comprendía el por qué lo hacía.

Luego de su jornada de trabajo un cansino camino a casa la esperaba. Había preferido ir variando diariamente sus formas de regresar y en un intento de evitar crear un patrón inconsciente, costumbre humana, había diseñado una especie de ruleta con todas las formas posibles.

La hacía girar dos veces cada día antes de salir de casa, así determinaba su método de ida y regreso. Esa noche tocaba a pie. Su celular vibró en el camino sacándola de sus pensamientos, era Robert.

— ¿Qué sucede Robert?— contestó ella, más entusiasmada de tener en que ocuparse mientras regresaba.

— Hola, preciosa. ¿Cómo estás?— preguntó él, Incansable.

— Bien, la semana que viene me haré nuevas radiografías para ver qué tal va la sanación— le contó. Por insistencia de Viktor, pero prefirió no dar el detalle.

— Todavía no creo que seas tan torpe como para caerte de semejante forma tan boba por las escaleras.

Desde que él la había llamado para invitarla a salir y Viktor, aprovechando que ella se bañaba, le había dicho que ella se había tropezado con sus pies y caído escaleras abajo como justificación a sus heridas, Robert la había estado llamando todo el tiempo.

Todavía recordaba las disculpas de él mientras decía que no pretendía interrumpir el tiempo que ella pasaba con su novio y lo difícil que había sido convencerlo de que ella y Viktor no tenían nada.

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