Viktor aterrizaba en Rusia, el intercambio se llevaría a cabo en un hotel cerca de la mansión de Dmitri. Supuestamente nadie debía de saber que el señor de la mafia rusa vivía allí, pero de igual manera no había mucho del bajo mundo que Viktor no supiera.
— ¿Rectificaste la hora de la cita?— preguntó a Nathaniel.
— Por supuesto, señor— respondió este— a las 22 horas, en el hotel acordado.
— Perfecto— respondió Viktor— Espero no haya inconvenientes.
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En la mansión llevaban todo el día locos, los hombres de negro andaban de arriba para abajo con armas y preparaciones, aunque discretos, el ambiente se sentía tenso y el exceso de movimiento revelaba la naturaleza de la situación.
— Escuché que te vas esta noche, ¿es cierto?— le preguntó Ekaterina.
— Sí, ese es el plan— aceptó Lexie.
— Para eso no veo que el señor Dmitri tenga que ponerse en peligro— el tono hosco de la chica no pasó desapercibido para Lexie. Se había dado cuenta, pero no se consideraba en posición de decir nada.
— ¿Sabes una cosa?— ¿Decir la verdad qué era lo peor que podría traerle? Ya se iba de cualquier modo— Si lo hicieras ver que ya no eres la niña pequeña que él recogió, es posible que correspondiera tu amor. Sé que te ama, tal vez solo necesita un empujón para cambiar la dirección de ese amor.
Ekaterina la observó con los ojos a punto de salirse de sus cavidades, el color había desaparecido de su rostro y sus manos temblaban. Lexie decidió ignorar esos detalles y continuar con su consejo.
— No puede verte como un padre, era muy joven cuando te encontró y tú muy mayor. Lo máximo que puede ver en ti es una hermana pequeña, puede que viendo que ya no eres tan pequeña decida dar el paso. A fin de cuentas, solo cede a hacer cosas por ti y cuando tú lo pides. No puede ser solo porque te vea como a una niña— prosiguió Lexie.
— No creo que funcione— dijo finalmente Ekaterina, profundizando en las palabras de Lexie.
— Uno nunca sabe— enfatizó Lexie, guiñándole un ojo.
— Llegó el momento de marchar— anunció Caius interrumpiéndolas.
— Bueno, supongo que ya no nos veremos— se despidió Ekaterina.
— No, Katya, la verdad es que siempre habrá algo que nos hará vernos de nuevo. Aunque espero que la próxima vez…— dijo acercándose a su oído— tenga que llamarte Ane-san— se alejó de ella hasta llegar al lado de Caius.
— ¿Qué es eso?— preguntó Ekaterina sin entender.
— Googlealo— respondió Lexie mirándola— no creo que sea un delito.
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Caminaron en silencio hasta el auto donde dentro Dmitri la esperaba. Se sentó junto a él, dos autos salieron antes que ellos y dos después. Lexie reparó en el arma que Dmitri portaba tapada con el traje.
— ¿Piensas abrir fuego?— preguntó Lexie.
— No, sino es necesario— remarcó él.
Los recuerdos de la última balacera entre él y Viktor la abordaron, los reprimió inmediatamente. Estaba cerca de verlo y la necesidad de tenerlo cerca se hacía más grande, la ponía más nerviosa. Para ella fue una eternidad lo que demoraron en llegar al hotel, se instalaron en una habitación de lujo. Solo para un rato, que derroche, llegó a pensar, pero le daba igual.
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Sombras Ocultas
ActionCuentas peligrosas: Libro I (trilogía) La vida de Lexie era un sube y baja de manipulaciones. Bajo el control de un corrupto se vio arrastrada al mundo del que tanto había intentado escapar hacía años. Ahora unos ojos azules turbios y taladrantes l...