Capítulo 24 Aceptando verdades

64 50 13
                                    

— Viniste— dijo Hide satisfactoriamente impresionado cuando Nathaniel se sentó a su lado en la barra del bar.

— Sí, bueno. Supongo que sí necesito un día libre— comentó Nathaniel con lentitud y haciéndole señas al barman para que le pusiera un whisky como el que tomaba Hide. La bebida estuvo delante de él en segundos.

— Una noche libre, mejor dicho— corrigió Hide con coquetería.

Nathaniel no supo si era que él era un mal pensado o si de verdad habían segundas intenciones en las palabras del japonés. Ambos se miraron unos segundos, Nathaniel se puso rojo enseguida al sostenerle la mirada profunda que le daba el joven.

Todo aquello era muy impropio en él, un hombre en sus 38 tomando con un mocoso de veinte y tantos y sintiéndose tan nervioso por las ligeras frases coquetas de este. Debe afectarme más de lo que pensé el no haber tenido pareja en los últimos dos años, se dijo a sí mismo para relajarse y no darle tanta importancia a la obvia atracción que tenía por el menor.

— Bueno, para algo está esta noche— respondió el de espejuelos no controlando lo que decía. No fue hasta que lo dijo que se percató de las malas interpretaciones para las que se prestaba sus palabras. Sus mejillas se tornaron rosado intenso en segundos.

— Sí, claro, pero no estoy seguro de que lo estés diciendo de la forma en que yo lo estoy interpretando— comentó Hide mientras bebía otro trago y una sonrisa ladina se mostraba.

Le encantaba molestar al mayor con sus comentarios y miradas, este tenía reacciones muy adorables para alguien de tal edad y con experiencia. Eso era lo más atractivo que Hideki le veía, como podía mantener una actitud tierna cuando tenía más muertos a la espalda que Hideki mismo.

— No, supongo que no— confirmó Nathaniel intentando no tartamudear y sabiéndose colorado hasta las orejas.

— Cuéntame, cómo un hombre como tú termina trabajando tan lealmente para alguien como Viktor Löwe— preguntó Hide, sin apartar ese tono coqueto de sus palabras y dándole un trago a su bebida. Nathaniel carraspeó mientras tragaba también el sorbo de su propio whisky.

— Yo formaba parte de un cartel en Inglaterra y unos subordinados de mi padre, el jefe, planificaron al detalle una rebelión. En el proceso de quitarnos el poder mi padre fue asesinado, junto con mi madre, mi hermana mayor y sus dos hijos, uno de trece y otro de seis— empezó a contar Nathaniel.

No consideraba mentir sobre la naturaleza verdadera de su relación con Viktor, a esas alturas estaba seguro de que Hideki estaba al tanto de todo por Lexie. En caso de no ser así, alguien capaz de hackear su teléfono y obtener su número e insistir lo suficiente como para terminar teniéndolo allí esa noche, Nathaniel estaba seguro que era alguien que podía averiguar sin problemas el origen de la actual condición entre Viktor y él.

— Viktor me encontró, a mí y a los pocos que quedaban leales a la organización original y me ofreció un trato que no pude rechazar: mi trabajo a su lado a cambio de la posibilidad de venganza. Trabajamos juntos cerca de un año y vi su potencial, lo que yo conocía no era nada comparado con él. Cuando el momento llegó, me dejó hacer a mi gusto con todos. Ahorrándote los detalles escabrosos, el resultado fue que recuperé el cartel, pero en lugar de hacerme con él se lo di a cambio de que me dejara seguir a su lado. Él no me lo exigió, yo simplemente quise hacerlo— contó Nathaniel.

Viktor había sembrado en él un respeto que ni su propio padre había conseguido. Su actuar metódico y cauteloso, su preocupación por sus hombres, su honor y respeto a su palabra y promesas, todo en él eran cualidades de un hombre íntegro como persona y Nathaniel jamás se había arrepentido de haberlo seguido.

Sombras Ocultas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora