Capítulo 8

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A lo lejos se podía escuchar como había movimiento en la cocina, George se despertó y recordó en donde se había quedado dormido. Estaba sentado en la sala, con las piernas de Grace sobre él. Las tomó y con cuidado se levantó para después estirarse, había dormido en una mala posición y su cuerpo lo resentía. Volteó rápidamente a ver a la castaña y parecía estar en el quinto sueño. Decidió dejarla descansar y recogió los vasos que anteriormente había ocupado, así como la botella vacía.

George caminó hacia el ruido y se encontró a sus padres disfrutando del desayuno.

—Buenos días hijo. —Comenzó Colin evitando una risa, al igual que Marianne. —¿Dormiste bien?

—Muy gracioso. —Dijo en tono molesto. —La verdad es que no, pero nos quedamos dormidos platicando hasta noche.

—Y bebiendo. —Comentó su mamá. Atrapados, pensó George.

—Ay ma, ¿qué es un trago? Además tengo la mayoría de edad, y todavía más. —Dijo tratando de no parecer un niño de 16, pero así lo hacía sentir su madre a veces.

—Si, como sea, ¿Desayunas algo y te vas? —La madre de George que ya había terminado de comer, se levantó a servirle algo de comer.

—¿Me voy?

—Recuerda que te dije que necesito que compres unas cosas, y luego también vayas a casa de tu hermano Nick a entregarles unas cosas que encontré en el ático y tu hermano Charlie está enfermó, pasarás a darle caldo de pollo que he preparado. —Marianne le entregó su plato y se sirvió más jugo para ella. —¿Ves? Ese alcohol te destruye las neuronas.

—Ya, perdona por no recordar, tranquila. Anótame todo lo que tengo que hacer y lo haré. A lo mejor le digo a Grace que me acompañe. Además también quiero darme una vuelta por el gimnasio, no quiero regresar a la empresa y ver que mis trajes no me entran.

—Claro, pero unos kilos de más no te harán daño. —Dijo su madre sirviéndole más comida.

Mientras los tres conversaban en la cocina, escucharon como alguien corría por las escaleras y cerraba la puerta. Era Grace, obviamente, que al pasar toda la noche acostada en esa posición sintió miedo al levantarse, puesto pensó que había ensuciado el sillón, pero no fue así, eso no evitó que se ensuciara ella, así que como pudo corrió hasta el segundo piso y llegó al cuarto que le habían dado para tomar lo necesario y luego se dirigió corriendo al baño lo más rápido que pudo.

Grace afortunadamente logró mantener todo en su lugar, se había metido a bañar, pero la resaca estaba en su cuerpo. Hace tiempo que no bebía, más los cólicos y la mala posición para dormir la habían dejado en muy mal estado, lo último que quería era hacer algo. Así que se metió a la cama y comenzó a ver la tele de la habitación.

En ese momento, la puerta sonó.

—Adelante. —Grace gritó y George entró con una mirada divertida.

—¿Piensas hacer algo hoy? Te iba a decir si querías ir a dar una vuelta, comprar unas cosas, dejar otras en casa de mi hermano, visitar a Charlie y luego ir al gimnasio. —El solo pensarlo le dieron nauseas a Grace.

—Oh George, no me siento bien.

—¡Vamos! Ni tomamos tanto.

—No es eso, tengo unos cólicos horribles, creo que prefiero quedarme en cama este día, si no te molesta.

—Claro que no. —Mentira, porque algo en su interior se sintió mal al saber que haría todas las cosas solo. Lo cierto es, que apreciaba que Grace le hubiera confiado algo tan íntimo y ya se había acostumbrado a su compañía. Los silencios que tenían ya no eran incómodos y las pláticas resultaban entretenidas. —Si gustas, tengo algunos libros en mi habitación, puedes tomar alguno y si no, hay más en la biblioteca.

Deudas Pendientes /Libro 1/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora