Capítulo 2

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—Déjeme ver si te entendí, me está diciendo que todas sus tarjetas fueron canceladas por el banco y ni siquiera sabe cuál fue la causa, exactamente. Y la están buscando para embargar tu apartamento. —George enlistaba los hechos en su cabeza tratando de ignorar la confusión que la situación le dejaba.

Estaba de espaldas a ella en su silla de escritorio mirando a los edificios detrás de la gran ventana.

Se podía notar que trataba de entender porque ella le contaba todo eso y porque debería de importarle.

—Sí, maldita sea, necesito que me ayude. —El whiskey que se tomó era la única razón por la cual se atrevió a hablarle de esa manera.

—Dígamos que le ayudó, ¿qué me garantiza que cumpla con su parte del trato?

—Creí que con mi palabra serviría, soy una persona honesta.

—Disculpa que le diga esto, pero una persona honesta le paga al banco cuando debe y no deja que se complique más de lo que debería. —George dijo tomando un trago de su café.

—Podría firmar un contrato, entre los dos. —La castaña puso la propuesta sobre la mesa.

—Vaya, hasta que dice algo coherente. Estoy de acuerdo, pero seamos honestos, un contrato no tendrá repercusiones judiciales en tu contra, simplemente morales, así que aceptaré firmar "el contrato" y me tendré que conformar con la promesa bajo su palabra.

—Entonces, eso quiere decir que va a ayudarme.

—Sigo pensando, lo cierto es, que considero que yo obtendré el puesto con usted como contendiente así como de que lo dejes, claro que tenerla fuera me daría toda la seguridad. —George parecía más bien que estaba hablando consigo mismo que con ella. Estaba considerando todas sus opciones y eso le parecía correcto aunque algo irritante.

>>Está bien. —Dijo después de un rato. Claro que sonaba no muy convencido. —La ayudaré, pero necesito hacer unas llamadas antes de decirle que es lo que haremos, pero cuenta con que la ayudaré a desaparecer hasta que resuelva el asunto.

—¿En serio? De verdad se lo agradezco. —El tono en la voz de Grace denotaba sorpresa aunque ella trataba de esconderla, no podía creer que lo había logrado.

Lo cierto era que George en verdad quería ese ascenso o era simplemente una muy buena persona.

—Nos vemos a la hora de salida del trabajo, ahí le diré qué haremos, y firmaras, el supuesto contrato. —George comenzó a ponerse de pie indicando que quería a la castaña fuera de su oficina, gesto que ella entendió de inmediato.

La mujer salió de su oficina recibiendo una curiosa mirada de la secretaría de George puesto que habían pasado un considerable rato encerrados en la oficina, Lisa, era raro verla ahí, había rumores de que ella quería con él, pero él no era hombre de una sola mujer. Claro que Grace prefería no escuchar esas cosas, pero si fueran amigas le diría que no debería de estar pendiente por alguien que no le hace caso.

Grace regresó a su oficina y se sentaba de nuevo en su escritorio para seguir trabajando, ahora no sabía qué hacer, sí, le había pedido ayuda a George y él iba a dársela pero eso no significaba que no se sintiera preocupada y algo avergonzada por lo que estaba viviendo. Ella odiaba tener que pedir ayuda.

—Aquí le traje la ropa. —Mary la sacaba de sus pensamientos enseñándole una maleta de flores que guardaba en su armario y rara vez usaba. Luego le entregó las llaves de su casa. —Desconecté todo, y cerré todas las ventanas con seguro, supuse que sus plantas necesitarían agua y las regué.

—Muchas gracias, ahora ya te puedes ir. Nos vemos en dos semanas. —La castaña dijo aún con la mirada perdida en su computadora.

Su asistente no dijo nada, parecía que quería hablar y no sabía como comenzar, se había quedado parada dudando en si hablarle o no.

Deudas Pendientes /Libro 1/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora