Future Vision - Kisaki Tetta X OC

008

— ¿Quién eres?

— Discúlpame, soy Chifuyu Matsuno. — le sonrió amigablemente. — ¿Y tú?

— ¿Jamás te enseñaron a no hablar con extraños? Sin embargo, siento que ya te conozco....

— En realidad es la primera vez que nos vemos, chica misteriosa. — ella dio un par de pasos al frente para ver al chico más de cerca.

— ¡Ah! Ya recuerdo, tú eres el chico de mis sueños.

Las mejillas de Chifuyu se volvieron rojas al instante por la sorpresa, pero en vez de enojarse aún mantenía su sonrisa.

— ¿Acaso me estás coqueteando? Porque si es así te está funcionando muy bien.

— No idiota, literalmente eres el chico que aparece en mis sueños de vez en cuando.

— Ah.... ya me había ilusionado. — su cara volvió a su tono normal.

— Yo no coqueteo, para que lo sepas.

— Entonces, ¿se puede saber por qué aparezco en tus sueños, chica misteriosa?

— No me llames así, y yo tampoco sé por qué hay gente que no conozco en mis sueños.

— Tal vez es el destino.

— El destino no existe; lo haces tú.

— ¿Vas a seguir sin decirme tu nombre, chica misteriosa?

— Sí, ya me voy. — empezó a alejarse aún con el gato en brazos. Chifuyu rápidamente corrió para alcanzarla y caminar junto a ella.

— ¿Qué vas a hacer con el gato?

— Lo llevaré a un refugio; me lo quisiera quedar pero mi hermano odia los animales.

— Tú hermano suena como una mierda de persona.

— Un poco, sí.

— ¿Qué tal si me das el gato a mí? Tengo un amigo al que le gustan los gatos callejeros; estará encantado de cuidar a ésta lindura de pelaje gris.

— ¿Cómo sé que es cierto?

— ¿Crees que sería capaz de mentirte, chica misteriosa? Yo mismo tengo un gato; sería incapaz de hacerle algo malo. — la contraria suspiró.

— Está bien, siempre y cuando esté en un lugar seguro. — paró de caminar un momento y le pasó el gato a Chifuyu. Inmediatamente después retomó su camino de regreso a su casa.

— Gracias, chica misteriosa. Por cierto, ¿dónde aprendiste a pelear? Lo que hiciste fue increíble; eres muy flexible.

— Practiqué gimnasia artística de pequeña, y fue mi hermano el que insistió en que debía aprender a defenderme.

— Oh... debes ser mucho más flexible de lo que aparentas, chica misteriosa.

— Ya tienes al gato, ¿para qué me sigues?