Capítulo 12

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Un destello de luz despabila mi vida dentro de inconsciencia, el color plateado se hace celestial ante mi presencia cuando una figura delicada aparece ponderosa ante mi dejándome ver un rasgos suaves y opacados por el resplandor de sus ojos

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Un destello de luz despabila mi vida dentro de inconsciencia, el color plateado se hace celestial ante mi presencia cuando una figura delicada aparece ponderosa ante mi dejándome ver un rasgos suaves y opacados por el resplandor de sus ojos. Aquellos enormes ojos plateados me escudriñan con profunda curiosidad, en ellos orbes celestiales veo una pura tormenta que desvela el mal tiempo de aquel ser a quienes pertenecen; una pequeña lagrima roja sale de estos antes de verme con lastima.

---  No eres mi hija, no tengo tu devoción y no tienes mi protección pero, eres tu. --- una lagrima carmesí vuelve a salir de aquellos orbes agitando mi corazón. --- Trazga se equivoco, la profecía se rompió y ahora nada esta predicho y nuestras almas vagan en la incertidumbre del mañana quien, en manos de su creador, se burla de nosotros y de nuestros errores pero, curiosamente, en ti reposa el protagonismo de esta historia.

--- ¿Quien eres? --- pregunte desconfiada sin poder separar mis ojos de semejante espectáculo divino.

--- Soy la madre que clama por sus hijos quienes no tiene la culpa de nada, soy quien se desvela en las noches largas y revive en las esplendorosas noches estrelladas. Soy la diosa, soy el astro, soy la testigo de las verdaderas sombras de las noches, en mi brillo se reflejan los corazones de todo aquel que me aclame; soy la verdadera ama de las tinieblas, soy la Luna. 

--- Diosa de los hombreslobo. --- dije en un susurro. --- ¿qué quieres de mi?

--- Que luches pero, antes de eso, que sepas la verdad que guarda esta guerra y que se remonta a siglos atrás, donde la naturaleza era soberana sobre todo lo que existía, donde el equilibrio era un delirio de aquellos quienes estábamos por encima de todo.

Por aquellos orbes incisivos pasa un destello azul que provoca que mi corazón se altere ante un dolor profundo en mi pecho, poco a poco la oscuridad se va haciendo claridad dejándome de nuevo en la turbia realidad que se refleja en el rostro desaliñado de Lee quien, con sus ojos verdes, me ve con preocupación.

--- He hecho de todo y no empieza la curación, Cali --- murmura desesperada. --- ese poder es demasiado fuerte no hay ningún hechizo que funcione.

Con la mirada un poco desenfocada recorro el cuarto de madera en donde reposo, siento como Alaya y Lee se mueven desesperadas por no encontrar una solución. Recuerdo como paso, como aquella espada hecha de agua casi se lleva mi vida en un pestañear. Con esfuerzo levanto mi brazo opuesto a la herida y con sumo cuidado la palpo para luego levantar mi mano ante mi rostro encontrando rastros de sangre seca y, sospechosamente, hay agua todavía en la herida.

Recuerdo que cuando me hirió el agua se expandió por mis pulmones ahogándome, tratando de cumplir los deseos de quien la dominaba.

--- Quizás por eso no sanamos, quizás sea el agua. --- comenta débil Megara.

En mi mente empiezo a conjurar el agua para que empiece a salir lentamente de la herida formando una media esfera frente de mi. Alaya es la primera en darse cuenta de lo que hago y se acerca rápidamente llamando la atención de Lee quien, confundida, se acerca a mi justo cuando las ultimas gotas abandonan mi herida. Alaya acerca rápidamente un cuenco de madera donde dejo caer el agua mientras un suspiro de cansancio sale de mi pues, realmente estoy débil por la perdida desmesurada de sangre.

La insurrección del olvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora