El viento zumba, mientras una tarde fría y oscura se cierne sobre nosotros augurando lo inevitable. Es extraño, aunque se lo que se avecina no tengo miedo, por el contrario, siento que mi verdadera liberación está por venir, siento que alfin mi alma estará libre de ataduras y por fin podra volar libre sin tanto speligros, sin tantas guerras, sin tantos odios. Con una sonrisa expectante me levanto del suelo del bosque de la parte sur de la tierra de los demonios, sacudo mis rodillas pequeñas boroans de tierras que se quedaron pegadas a mis pantalones y emprendo camino hacia el centro luego de haber meditado para avisarle a Trazga que la espera termino, esta noche será la gran batalla final y de corazón espero que todos saquemos un pedazo de victoria de esto, que todas hayamos aprendido una buena lección y que los daños que se generen con el tiempo se restauren de la mejor manera posible.
Al llegar al centro veo todo normal, todas las especies aquí reunidas cumplen sus funciones por el bien de todos, mientras los más jóvenes e inocentes corretean por todo lado dejando una sensación reconfortante en todo aquel que los escucha y ve. Shorem ya espaarcio mi sangre por lo que la barrera de aislamiento está más que reforzada, cosa que me da tranquilidad, aun no quiero alarmar a ningun ser por lo que esperaré hasta el ultimo instante para mandar a salvoguardar a los civiles aprovechando el tiempo que nos de la barrera de aislamiento.
Recibiendo saludos de todos, sonrisas por parte de Lee y Alaya, miradas de confianza de Nix y de Athan, camino segura y risueña por el centro de todo el ajetreo mientras camino directo a mi casa, allí donde la ninfa aún se encuentra doblegada en el cuarto de huespedes siendo acompañada por el latir de un lobo que se niega a perder las esperanzas. Al llegar hasta donde ellos los encuentro viéndose fijamente, diciendose mil cosas con esas miradas cargadas de sentimientos y de barreras que los hacen incapaces de hablar pero, para mi mala fortuna, tendre que dañar la escena porque es necesario finiquitar ciertas cosas.
— Lamento interrumpir — mi vos firme los saca de su conección visual haciendo que sos ojos se centren en mi — Necesito hablar a solas con ella Aron, despues de eso podras estar con ella un rato más.
— Entiendo enana. Iré a dar una vuelta para darles más privacidad — se acerca con pasos seguros a mí y sin avisar me abraza fuerte, por encima de su hombro veo como la mirada de la ninfa se intensifica mientras nos enfoca con seriedad cosa que me hace sonreír internamente.
— Y a vete — digo con una sonrisa haciendo que él se separe de mi riendo y camine hacia la puerta, antes de salir por completo vuelve a ver fijamente a la ninfa con anhelo, con esperanza, con ruego.
Cuando escucho sus pasos avanzar lejos de mi casa y compruebo que ningún otro ser está cerca me siento en la cama al lado de ella viendo como sus muñecas lucen demasiado maltratadas por las ataduras, mientras de su hombro ya no sale tanta viscosidad pero se muestra más lastimado.
— Vienes a seguir persuadiéndome. — Habla, pero no es una pregunta.
— No, ya dije lo que tenía que decir y ya mostré lo que tenía que mostrar. Ya todo está sobre la mesa, solo falta que tomes la decisión. — sus ojos me ven con determinación y resentimiento mientras sus labios se separan para hablar, pero la interrumpo — No quiero que me la des ya, tú y yo sabemos que la gran batalla se acerca, lo más probable es que esta noche pase así que cuando todo comience vendre aquí, sacaré esa espada de ti y soltare tus manos y entonces deberas mostrar tu decisión en el campo de batalla, ya conoces mi plan, bueno, una parte de el así que ya sabras que hacer si escojes mi aceptar mi trato. — con agilidad me levanto de la mano — Mantendre un rato ocupado a Aron para que puedas pensar con claridad, mira cada punto, consecuencia y ganancia.
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La insurrección del olvido
Hombres LoboLa victoria fue contundente, aunque, eso no fue suficiente para calmar el sabor amargo de la perdida de sus hermanos caídos en la batalla. Las palabras de aquella mujer no eran solo una vacía advertencia sino, por el contrario, son una realidad inme...