Al salir de allí la noche fría me acoge mientras miradas curiosas tratan de descifrar lo que acaba de suceder. Con la frente en alto y con el corazón lleno de anhelo, camino sin prestar mucha atención a las miradas que buscan en mi respuestas, ya sea sobre mi privacidad o sobre la guerra que nos espera en el último encuentro, aquel que decidirá radicalmente nuestro futuro y bienestar. Mis pasos me llevan al bosque, mi corazón me guía entre los frondosos árboles que son cobijados con dominancia por la negrura de esta noche sin luna ni estrellas. Cada paso que doy me acerca a un sonido, uno irregular y agitado que hace que un suspiro de tristeza salga de mi porque por primera vez en mucho tiempo siento que avanzo, siento que me libro un poco de todas las ataduras a las que me sometí en aquel pasado tortuoso que forjo mi presente, pero lastimosamente no todos contamos con la misma suerte, no todos avanzamos a la par, no todos encontramos las ganas de seguir viviendo en mundo cruel donde sobrevivir es una osadía que solo encuentra significancia en pequeños momentos de felicidad que hacen que todo el esfuerzo, el sufrimiento y el sacrificio valgan la pena.
Sobre una gruesa raíz de un soberano árbol se encuentra un trozo de mi corazón, una parte fundamental de mi vida, un pilar principal de mi ser. Allí, con sus rodillas llevadas hasta su pecho y su cabeza agachada, se encuentra Nix dejando que todo el sufrimiento que lleva dentro se calme un poco gracias a las saladas lagrimas que recorren su rostro con una nostalgia que abruma a cualquiera. Se que sabe que estoy aquí pero aun así no se atreve a levantar su rostro, por el contrario, aferra sus brazos más a sus piernas escondiendo mejor su rostro entre sus rodillas y su pecho. Con pasos lentos llego hasta su posición y me siento a su lado, escuchando mucho mejor sus sollozos y el latir entristecido de su corazón; con mi mano derecha toco su hombro haciendo que sus lamentos incrementen por algún motivo que quiero entender, quiero que ella rompa esa barrera de fingida calma y que me deje ver lo que realmente esconde en su ser.
- ¿Te acuerdas cuando estábamos en el infierno que nos creó Amos?
Tras unos segundos de silencio logro percibir un leve sonido de afirmación amortiguado por la posición en que se encuentra y camuflado por los sollozos que no paran ni disminuyen.
- Ahí nos hicimos hermanas, nos juramos lealtad y muchas cosas más. De allí salimos juntas y comenzamos de cero juntas. - hago una pequeña pausa mientras suelto un suspiro recordando aquellos mordaces tiempos - Nunca juramos ser perfectas y no pretendo que lo seas, equivocarse y herir a los demás hace parte de la vida.
- No solo te herí, también jodí nuestra relación, nos distancié - su voz sale lastimada, rota igual que su alma.
- Sí, pero eso es pasado, te perdone desde el mismo momento en que desconfiaste de mi porque quien diablos soy yo para no perdonarte una escena de esas cuando por mi impulsividad y descontrol te trate mal muchas veces. ¿Olvidas cómo era mi carácter antes de salir de ese infierno? Debes dejarlo ir, no puedes herirte a ti mima por no perdonar tus errores, debes aprender a perdonarte.
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La insurrección del olvido
Hombres LoboLa victoria fue contundente, aunque, eso no fue suficiente para calmar el sabor amargo de la perdida de sus hermanos caídos en la batalla. Las palabras de aquella mujer no eran solo una vacía advertencia sino, por el contrario, son una realidad inme...