«Conejita»

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.POV PIPER



Normalmente me siento orgullosa de tener la cabeza en su sitio y de tomar decisiones acertadas, pero, ¿acceder a dar clases particulares a Alex?¿Hay algo más estúpido que eso en el mundo? Y sigo maldiciéndome a mí misma por ello mientras conduzco a su casa la noche siguiente. Cuando Alex me acorraló en la fiesta de la fraternidad Sigma, toda mi intención era decirle que se fuera a la mierda y que me dejara en paz, pero entonces ella me puso a Stella delante de mi nariz como una zanahoria, y yo caí como un tomate maduro de la rama. Vale, Cool, y ahora estoy mezclando metáforas. Y las dos de vegetales. Creo que este es un buen momento para enfrentarme a una triste verdad: cuando se trata de Stella Carlin, mi sentido común se reduce a cero. Ayer por la noche me fui de la fiesta con el único propósito de olvidarme de ella, y en vez de hacer eso, dejé que Alex Vause me llenara de la emoción más destructiva conocida por la humanidad: la esperanza. Esperanza de que Stella se fije en mí. Esperanza de que pueda querer estar conmigo. Esperanza de haber, por fin, encontrado a alguien que pueda hacerme SENTIR algo. Me resulta vergonzoso lo absolutamente colada que estoy por ese chica. Aparco mi coche prestado detrás del Jeep de Alex y al lado de una pick-up negro brillante, pero dejo el motor en marcha. Me sigo preguntando qué pensaría mi antigua psicóloga si supiera el trato que he hecho con Alex. Me gustaría decir que ella estaría en contra, pero Carole estaba totalmente a favor del empoderamiento de las personas. Y siempre me animó a tomar el control de mi vida y a aprovechar cualquier oportunidad que me permitiera superar la violación. Así que esto es lo que sé: he salido con dos chicos después de la violación. Me acosté con ambos. Y ninguno de ellos me hizo sentir tan cachonda y llena de deseo como Stella Carlin con una sola mirada de sus ojos entrecerrados.Carole me diría que es una oportunidad que vale la pena explorar. El adosado de Alex es de dos pisos, con un exterior de estuco blanco,unas escaleras en lugar de un porche y un jardín delantero que está sorprendentemente cuidado. A pesar de mi reticencia, me obligo a salir del coche y a ir hacia la puerta. Un tema de rock suena dentro de la casa. Una parte de mí desea que nadie me oiga llamar al timbre, pero unos pasos amortiguados se oyen detrás de la puerta, a continuación se abre y me encuentro mirando a un chico alto con el pelo rubio de punta y una cara cincelada que parece directamente sacada de la portada de GQ.

—Eh... ¡ey, hola! —dice arrastrando las palabras mientras me mira de arriba abajo—. Mi cumpleaños no es hasta la siguiente semana, pero si se trata de un regalo adelantado de cumple, no te preocupes, que no me quejo,muñequita.Por supuesto. Debería haber sabido que Alex compartiría piso con alguien tan desagradable como ella.Hundo los dedos en la correa de mi bandolera oversize, preguntándome si podría volver a mi coche antes de que Alex sepa que estoy aquí, pero mi cobarde plan se frustra cuando Ella aparece por la puerta. Está descalza,vestido con unos vaqueros desgastados y una raída camiseta gris; su pelo está húmedo, como si acabara de salir de la ducha.

—Ey, chappy —dice con alegría. 

—Llegas tarde.

—Te dije a las ocho y cuarto. Son las ocho y cuarto. —Miro fijamente con frialdad a Míster GQ—. Y si estabas insinuando que soy una prostituta,me siento insultada.

—¿Has pensado que era una prostituta? — Alex se gira para mirar a su amigo—. Es mi profesora particular de Ética, hermano. Muestra un poco de respeto.

—No pensé que fuera una puta, pensé que era una stripper —contesta el rubio, como si eso lo arreglara—. Joder, que va en uniforme, por Dios.En eso puede que tenga razón. Mi uniforme de camarera no es precisamente sutil.

—Por cierto, quiero una stripper para mi cumpleaños —anuncia GQ—.Lo acabo de decidir ahora mismo. Pónganse manos a la obra.

—Voy a hacer un par de llamadas —promete Alex, pero al segundo que su amigo se aleja, confiesa—: No le vamos a regalar una stripper.Hemos hecho una colecta para pillarle un iPod nuevo. El suyo se le cayó al estanque de carpas detrás de la Residencia Hartford.Suelto una leve risilla y Alex se precipita como una pantera.

PROHIBIDO ENAMORARSE - VAUSEMAN -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora