«El gran error»

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Pov Piper

—Así que has perdido una apuesta —dice Allie dubitativa.

—Sí. —Me siento en el borde de la cama y me inclino para cerrar la cremallera de mi bota izquierda, evitando deliberadamente la mirada de mi compañera de piso.

—Y ahora tienes una cita con ella.

—Ajá. —Froto uno de los laterales de la bota con mi dedo pulgar como si estuviera limpiando una mancha de la piel.

—Una cita con Alex Vause.

—Eso es.

—Me estás tomando el pelo.

Por supuesto que no. ¿Una cita con Alex Vause ? Bien podría también haber anunciado que me voy a casar con Angelina Jolie. Así que no, no culpo a Allie por su estupefacción. Haber perdido una apuesta era la mejor excusa que se me había ocurrido y aun así es bastante floja. Ahora tengo la duda de si debería confesarle a mi amiga lo de Stella o no.

O mejor aún, me pregunto si debo cancelar la cita por completo. No he visto a Alex desde… «el gran error»… como llamo ahora al beso. Ayer me envió un mensaje después de su examen de recuperación. Cinco miserables palabras: pan comido, chupado y rechupado.
No voy a mentir, me puse supercontenta al saber que todo había ido bien, pero no lo suficientemente contenta como para empezar una conversación de verdad. Decidí contestar con un simple ok. Ese era el único contacto que
habíamos tenido hasta hace veinte minutos, cuando me envió un SMS, para decirme que venía de camino a casa para recogerme e ir la fiesta.

Por lo que a mí respecta, el beso nunca existió. Nuestros labios no se tocaron y mi cuerpo no se estremeció. Ella no gimió cuando mi lengua llenó su boca, y yo no gemí cuando sus labios chocaron contra ese punto sensible de mi cuello. No pasó nada de eso.

Pero…, vale, si no fue así, entonces no hay razón para que me eche atrás con lo de la fiesta ahora, ¿verdad? Porque no importa lo confundida y afectada que me haya dejado el bes… «el gran error»; sigo muriéndome de
ganas de tener la oportunidad de ver a Stella fuera de clase. Aun así, no me atrevo a contarle la verdad a Allie. Normalmente me siento tan segura en otras áreas de mi vida: cantar, deberes, amigos… Pero cuando se trata de las relaciones con los chicos, vuelvo a ser la chica
traumatizada de quince años que necesitó tres años de terapia antes de ser capaz de sentirse normal de nuevo. Sé que si Allie supiera que he estado usando a Alex para llegar a Stella lo desaprobaría por completo, y ahora mismo no estoy de humor para aguantar ningún sermón.

—Créeme, «tomar el pelo» es el segundo apellido compuesto de Alex—digo cortante—. La mujer afronta la vida como si fuera un juego.

—Y tú, Piper Chapman, ¿estás jugando también? —Niega con la cabeza,incrédula—. ¿Estás segura de que no te gusta nada ese chica?

—¿Alex? ¡Qué va! —contesto de inmediato.
Ya, ya…. Porque tú sieeeeeeempre te enrollas con chicas que NO te gustan.

Aparto la vocecita burlona de mi cabeza. No, yo no me he enrollado con Alex. Simplemente acepté un reto. La vocecita burlona asoma otra vez: Y no sentiste absolutamente nada,¿verdad? Aaaaahhh, ¿por qué no hay un botón que apague esa parte sarcástica del
cerebro? Pero lo cierto es que sé que eso no borraría la verdad. SÍ sentí algo cuando nos besamos. ¿Ese hormigueo que Stella provoca en mí? Lo sentí la otra noche con Alex. Aunque son hormigueos diferentes. Las mariposas
no se quedaron flotando en mi vientre… Con Alex se escaparon y revolotearon por todo mi interior, haciendo que cada centímetro de mi
cuerpo palpitara de placer. Pero eso no significa nada. En diez días, Alex ha pasado de ser una
completa desconocida a ser una carga, para acabar siendo una amiga, y es justo esto último lo máximo que estoy dispuesta a llegar con ella.

PROHIBIDO ENAMORARSE - VAUSEMAN -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora