10. Los novios se llaman por apodos melosos

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Edward gime con dolor mientras que yo, desesperadamente, intento meter esta cosa del demonio en el maldito agujero, sin embargo, los nervios me traicionan y no logro conseguirlo

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Edward gime con dolor mientras que yo, desesperadamente, intento meter esta cosa del demonio en el maldito agujero, sin embargo, los nervios me traicionan y no logro conseguirlo. Dios, ¿por qué cuando quiero que entre rápido no lo hace?

Gruño en voz baja, esta cosa no quiere entrar y no tengo tiempo que perder.

Mis manos están temblando y sudando demasiado debido a los nervios que tengo ahora mismo, y aunque trato de convencer a la vocecita en mi cabeza para que deje de estar tan alarmada, esta parece haber entrado en una crisis nerviosa y no me hace caso, pero no puedo culparla, yo también estoy cagado.

Me preocupan muchas cosas en este momento y sin importar cuántas veces me diga a mí mismo que no le dé tantas vueltas, al final le doy muchas vueltas, como siempre, pensar de más es parte de mi naturaleza. Pero, cómo no hacerlo si, en primera, la condición de Edward dice mucho, en segunda, mi mamá puede despertarse y vernos, y en tercera, todo puede salir terriblemente mal porque es la primera vez que hago esta clase de cosas.

Respiro hondo, lo que necesito es enfocarme en una cosa a la vez sin pensar en lo demás, porque si sigo así solo voy a romper lo que queda de mi cerebro.

El cable del cargador no quiere entrar en mi celular que se está muriendo con solo uno por ciento de pila y los nervios y la adrenalina por todo no dejan que mis manos funcionen a la perfección.

Si mi celular se apaga tengo que esperar a que cargue un poco para que vuelva a encender y necesito urgentemente seguir viendo el tutorial en YouTube de cómo curar un labio roto y cómo bajar la hinchazón en el pómulo de Edward antes de que sus heridas empeoren, así que no puedo permitir que mi celular se apague y es por eso que estoy tan alterado. Edward, por otro lado, no ha dejado de quejarse por el dolor desde que llegó, lo cual no ha ayuda mucho a tranquilizar mis nervios.

La paciencia y saber trabajar bajo presión no forman parte de las (inexistentes) cualidades que Dios (o quién sea) me dio, todos lo sabemos, yo más que nadie y la verdad no me importa ser un idiota que solo sirve para quejarse, pero en estos momentos me gustaría tener, aunque sea, una maldita cualidad que me ayude a mantener todo en orden.

Ojalá saber meter el cargador en el orificio del celular sea una de mis cualidades porque lo necesito ya.

Vuelvo a tomar aire para tranquilizarme y celebro en bajito una vez que el cargador entra sin problemas, ya era hora. Reproduzco el video de nuevo mientras que trato de ignorar los lamentos de Edward, sin embargo, es algo complicado de hacer cuando él parece haber subido el volumen de sus quejas. Pongo atención a todas las instrucciones que el chico da y hago una nota mental de lo que debo hacer. La persona que explica el video lo hace de una forma tan sencilla que hasta un tonto como yo puede entenderle. Gracias al altísimo que ha sido así, porque de lo contrario no sabría qué hacer y me desmayaría de los nervios.

No obstante, que el video sea fácil de entender no quita el hecho de que estoy angustiado por lo que tengo que hacer. Es la primera vez que ayudo a alguien con sus heridas y en general también, así que no esperen mucho de mí. Si en lugar de arreglar las cosas hago que él termine en una cirugía solo tengo que decir que es su culpa porque vino a la casa del más pendejo por ayuda. Eso no fue muy inteligente de su parte.

Una perfecta confusión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora