Algunos de los fariseos habían venido a Jesús y le habían preguntado
"cuándo había de venir el reino de Dios." Habían pasado más de tres años
desde que Juan el Bautista diera el mensaje que a manera de toque de
trompeta había repercutido por el país: "Arrepentíos, que el reino de
los cielos se ha acercado.' Y sin embargo los fariseos no veían señal
alguna del establecimiento del reino. Muchos de aquellos que habían
rechazado a Juan y que a cada paso se habían opuesto a Jesús, estaban
insinuando que su misión había fracasado.
Jesús contestó: "El reino de Dios no vendrá con advertencia
[manifestación exterior, V.M.] ni dirán: Helo aquí, o helo allí: porque
he aquí el reino de Dios entre vosotros está." El reino de Dios
principia en el corazón. No busquéis aquí o allí manifestaciones de
poder terrenal que señalen su comienzo.
"Tiempo vendrá --dijo dirigiéndose a sus discípulos,-- cuando desearéis
ver uno de los días del Hijo del hombre, y no lo veréis." Por cuanto no
va acompañada de pompa mundanal, estáis en peligro de no discernir la
gloria de mi misión. No comprendéis cuán grande es vuestro presente
privilegio de tener entre vosotros, aunque velado por la humanidad, al
que es la vida y la luz de los hombres. Vendrán días en que miraréis
retrospectivamente y con ansia las oportunidades que ahora disfrutáis,
de andar y hablar con el Hijo de Dios.
Por causa de su egoísmo y mundanalidad, ni los discípulos de Jesús
podían comprender la gloria espiritual que él procuraba revelarles. No
fue sino hasta después de la ascensión de Cristo al Padre y del
derramamiento del Espíritu Santo sobre los creyentes, cuando los
discípulos apreciaron plenamente el carácter y la misión del Salvador.
Después de recibir el bautismo del Espíritu, comenzaron a comprender que
habían estado en la misma presencia del Señor de gloria. A medida que
les eran recordados los dichos de Cristo, sus mentes se 468 abrían para
comprender las profecías y entender los milagros obrados por él. Las
maravillas de su vida pasaban delante de ellos y parecían hombres que
despertaban de un sueño. Comprendían que "aquel Verbo fue hecho carne, y
habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del
Padre), lleno de gracia y de verdad." En realidad, Cristo había venido
de Dios a un mundo lleno de pecado para salvar a los caídos hijos e
hijas de Adán. Los discípulos se consideraron entonces de mucho menor
importancia que antes de haber comprendido esto. Nunca se cansaban de
referir las palabras y obras del Señor. Sus lecciones, que sólo habían
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El deseado de todas las gentes
SpiritualA través de las páginas de esta obra conocerás a profundidad la vida en la tierra del Ser más maravilloso que haya podido pisar nuestro mundo. Este libro está cargado de detalles que te llevarán a vislumbrar la vida de quien es El Deseado de todas l...